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La conocimos en su faceta de fotógrafa en la entrevista que nos concedió titulada “Beatriz Orduña, pasión por la luz. Ahora nos permite aproximarnos a su labor como directora de fotografía en publicidad, vídeos musicales, cortometrajes y otros eventos audiovisuales. Y nos revela algunos de esos trucos de rodaje que hacen posible la magia del cine.

Se ha dicho que un director de fotografía debe identificarse con los ojos del realizador cinematográfico con el que trabaja, traduciendo en fotogramas la idea que este desea representar. ¿Lo aprecias así o cuál es tu experiencia?

La labor de un director de fotografía va más allá de iluminar o coger la cámara para elegir el encuadre de la toma. Debe contar con imágenes la historia que el realizador lleva en la cabeza. Para ello disponemos de distintas herramientas, como la iluminación y el encuadre, pero también influye el tipo de óptica que usemos, el color de la luz, las localizaciones…. El director de fotografía al final es el responsable de todo lo que “se ve”. Por eso es tan importante su relación con el realizador, porque debe saber exactamente cómo quiere transmitir su historia y mostrarla tal cual este la ha imaginado.

¿Hasta qué punto el director de fotografía influye en las decisiones estéticas del resultado final de una obra audiovisual?

Cuando afronto una producción audiovisual suelo buscar referencias en películas, pero también en fotografías o cuadros. Estas referencias nos ayudan tanto al director como a mí a tener claro hacia dónde queremos llevar la imagen del proyecto. Teniendo una base o ejemplo de estética resulta más sencillo preparar la grabación y elegir el tipo de luz que vamos a usar en la obra. Un ejemplo muy claro lo podéis ver en el videoclip que hicimos de Josh Rouse recordando la estética de las películas de Hitchcock.

El resultado final del proyecto debe contar con una coherencia estética y el director de fotografía es el responsable final de ella.

¿Es muy importante conocer cómo va a ser toda la puesta en escena antes de empezar a rodar?

Es fundamental. Debemos conocer el global de un proyecto para que luego cada imagen encaje perfectamente con el resto. Se trata de un trabajo en equipo donde cada uno pone su granito de arena para que todo salga adelante. El realizador-director sería como un director de orquesta, pero todos tenemos la misma partitura y sabemos cómo tiene que quedar. Mi trabajo no funcionaría si el de producción no fuera bueno, el maquillaje no fuera creíble o la música no te metiera en la historia.

Dentro de la fotografía también hay unos clichés. Si pensamos en una película de terror nos imaginamos luces duras con sombras donde se puede esconder el malo. Si hablamos de una comedia, la estética que esperamos es muy diferente, con una luz suave donde todo se ve. Estas decisiones son las que permiten que la cinta solo por su imagen nos esté contando una historia. Todos tenemos una gran cultura audiovisual. Desde pequeños hemos visto muchas películas y poco a poco hemos ido aprendiendo estas “claves”, pero ha sido gracias a que los directores de fotografía las han ido creando  y nos hemos adaptado a ellas.

Beatriz, tras la cámara, en la grabación del videoclip «Cannibal Dinner»

Eres socia fundadora de Imgenio, productora especializada en la realización y la producción audiovisual, por lo que habitualmente trabajas con el mismo equipo profesionalIgnacio Bernal como director, Ángel Esteban como productor y David C. Pérez como cámara. ¿La complicidad de la experiencia creativa compartida os facilita mucho el trabajo?

Después de más de 15 años trabajando juntos hemos llegado a una complicidad absoluta. Hay veces que nos miramos y ya sabemos lo que pensamos. Da mucha tranquilidad el saber que tienes a tu lado grandes profesionales y, además, amigos. Hemos ido aprendiendo juntos y hemos crecido profesionalmente los unos gracias a los otros.

Hemos abordado todo tipo de formatos audiovisuales. Nos conocimos realizando un programa de televisión, pero después de tantos años han pasado por nuestras manos vídeos industriales, institucionales, videoclips, anuncios, vídeos para Internet… Alguno de nuestros trabajos se ha llevado al cine o se ha estrenado en Estados Unidos, algo que hace quince años no podíamos ni imaginar.

Lo mejor de tener la productora y trabajar tan a gusto es que seguimos conservando la ilusión de cuando empezamos, pero ahora con muchísima más experiencia.

Trabajando con su socio Iñaki Bernal

Con  videoclips de Imgenio habéis recibido 3 candidaturas a los Premios Simón del Cine Aragonés: en su primera edición de 2012 por “Cannibal Dinner” y por “Oh, look what the sun did” fuiste personalmente finalista al galardón a la mejor fotografía, y en 2013 «Romantik» aspiró al galardón al mejor videoclip. ¿El universo del vídeo musical, por su estructuración en función de la canción que ilustra y su habitual dinamismo, requiere tratamientos más complejos de iluminación? ¿Y es cierto el tópico de una estética propia para llamar más la atención?

El videoclip es un formato que te permite mucha libertad. Y como hemos realizado videoclips muy diferentes, esto nos ha facilitado amplio margen para la experimentación.

En el de Bigott, «Cannibal Dinner”, principalmente cabe distinguir tres clases de escenas: la primera, integrada por el ciclorama blanco con los diferentes personajes bailando, con una luz difusa que los envuelve; hay otra breve, hacia el final del vídeo, que es un stop motion con una luz también envolvente; y una tercera con luz negra o ultravioleta. Fue un reto trabajar con este último tipo de luz (aunque ya lo hice antes en un cortometraje), ya que solo se “ve” lo que elegimos pintar con fluorescencias.

Preparando la grabación de «Cannibal Dinner»

“Oh, look what the sun did”, de Josh Rouse, se grabó en un camping en Valencia. La idea inicial era ambientarlo en la playa y en otras localizaciones de la zona, pero cuando llegamos y vimos el camping nos enamoramos de sus caravanas y de la luz, que era espectacular, justo lo que transmitía la canción. Aprovechamos esa luz natural, sobre todo a contraluz, para darle mayor protagonismo. Es uno de mis trabajos que más me gustan.

“Romantik”, de No Truck Truckers, cuenta con un estilo totalmente distinto, con iluminación mucho más dura. De él destacaría dos tratamientos curiosos de luz: por una parte, en las escenas del chico corriendo por la carretera, en las que usamos un par de focos desde un coche; por otra, los instantes de las figuras decorativas, donde movimos luz a su alrededor para generar más angustia. En la postproducción realicé un ajuste de color virando las sombras a verdes para crear esa ambientación inquietante.

Como conclusión diría que cada videoclip de una canción requiere su propia estética. Al igual que es diferente el ritmo musical, la imagen que lo acompaña también debe serlo. Pero no resulta más complejo que un vídeo industrial o un spot, ya que en cada proyecto se mira plano a plano que funcione todo a la perfección.

Los efectos visuales y las pantallas de croma han sido elementos esenciales en algunos de estos videos musicales, lo que no resta ningún mérito al trabajo fotográfico. Curioso me parece, por ejemplo, el resultado del videoclip “Dame una pista”, realizado para el grupo zaragozano Tachenko, donde el protagonismo recae principalmente en las siluetas de las parejas de bailarines protagonistas. Háblanos de tu intervención en él. 

La grabación con la técnica del croma cada vez se usa más. En Imgenio hace años que la utilizamos y siempre es un reto. El croma precisa una iluminación sin sombras para su fondo, con el fin de que éste en postproducción se pueda eliminar fácilmente, y otra iluminación diferente para los personajes que aparecen en primer término. Hay que valorar también qué iluminación va a llevar la imagen que sustituya al fondo, para que la escena case bien en los dos planos.

Para realizar el videoclip de Tachenko necesitamos una gran superficie para el croma, ya que los bailarines se movían muchísimo. La iluminación tenía que llenar todo el fondo y, además, no generar muchas sombras en los bailarines para que luego la postproducción fuera sencilla. Precisé focos por todo el plató: colgados del techo, a los lados… Todo para crear una luz muy difusa envolvente.

Bailarines durante la grabación del videoclip

Y en el apartado musical me dejo para el final, de forma deliberada, un vídeo que me gusta especialmente: “Julie (Come out of the rain)”, inspirado en el cine negro de los años 50, las películas de Alfred Hitchcock y los cuadros de Edward Hopper, que fue estrenado en exclusiva con gran éxito en la web del periódico norteamericano USA Today, el diario con segunda mayor tirada en el mundo anglófono. En pocos minutos se recrean interiores y supuestos exteriores, ambientes lluviosos y soleados, el día y la noche…lo que requeriría soluciones fotográficas muy diversas…

Iñaky es un enamorado de Hitchcock y tiene muchas influencias suyas. Yo también conozco muy bien su trabajo, así que cuando me comentó la estética del vídeo no hubo dudas sobre cómo realizarlo.

La parte del automóvil se grabó en una nave. Como no podíamos mover el coche, cambiábamos la tela de croma en cada posición de cámara. La mayor dificultad en estas escenas la asumió Sergio Duce con la posproducción, ya que en el coche se veían muchos reflejos verdes. Para la noche usamos un par de focos que desplazábamos para dar la sensación de otros coches pasando, a la vez que una persona “regaba” el parabrisas y otra movía manualmente el limpia. Todo muy artesanal.

Imagen en blanco y negro del rodaje del videoclip "Julie"

Imagen en blanco y negro del rodaje del videoclip «Julie (Come out of the rain)”

De las imágenes de San Francisco se encargó una amiga que reside allí y fue grabándolas desde un coche. Luego, el ajustar colores ayudó a integrar lo rodado en dos lugares tan distantes, siempre con la idea de que pareciese una proyección, como en las películas antiguas.

Para la grabación de la chica nos marcamos un estilo muy diferente. Me estudié la iluminación y estilo de los cuadros de Hooper para darle ese aire misterioso. Se grabó en una tienda de antigüedades, La Prendería, lo que nos ayudó mucho a la hora de encontrar atrezo.

Has afirmado que la emoción tiene que sentirse en la luz. En este sentido, me vienen a la cabeza sobre todo dos de tus cortometrajes: “El amor dura 27 planos”, dirigido por Diego Pérez e Ignacio Bernal, donde con solo dos actores y una cama vistos desde el mismo plano cenital se contaba una historia muy cotidiana, y “En el lado de la vida”, dirigido también por Bernal y de carácter solidario, con intención de fomentar la donación de órganos. ¿Cómo resolviste sus tratamientos fotográficos?

“El amor dura 27 planos” es todo un ejercicio de iluminación. Como bien dices, en un plano cenital tenía que sentirse el paso del tiempo, transmitiendo sensaciones diferentes conforme transcurre la historia. La utilización de luces de diversos colores y persianas que generasen sombras nos sirvieron para provocar la impresión de un espacio más allá del encuadre. Lo más complicado de la grabación fue visualizar las luces desde abajo, ya que normalmente te puedes colocar junto a la cámara para hacerte una idea de cómo van a quedar.

Durante la preparación fotográfica para rodar el corto «El amor dura 27 planos»

En el lado de la vida” resultó un trabajo muy distinto. No solo por el tipo de iluminación, también porque en esta obra quieren primarse las emociones. Se trató de un rodaje bastante duro por la cantidad de horas invertidas, si bien muy satisfactorio por el resultado final. Como es un cortometraje que apenas tiene diálogos, la imagen cobraba una importancia mayor, debiendo narrar por sí sola, sin palabras, una trama donde el protagonismo recae en los sentimientos.

Se puede apreciar una estética diversa conforme la historia avanza. Al principio vemos a la madre en casa con un ambiente cálido y según va creciendo su dolor destacan cada vez más en su entorno los colores verdosos.

Tuvimos que recrear algunos espacios, como el quirófano, en el cual gracias a unos paneles translúcidos pude esconder la iluminación y así permitir a la cámara moverse libremente alrededor de los personajes.

Para remarcar las escenas donde la madre recuerda a su hija y distinguir un tiempo pasado, elegí colores “desgastados” y mucho más cálidos, tomando como referencia las fotos antiguas.

En el vídeo-making podéis apreciar la diferencia de algunas imágenes, antes y después del procesado. Este lo uso para generar esos ambientes específicos: más contrastados y verdes para el dolor o más desaturados y cálidos para los recuerdos.

Para acceder a dicho making of, con el testimonio de Candela Peña, la actriz protagonista, pincha aquí.

Hablando de contrastes y subrayados narrativos gracias al uso del color, esto también cobra un especial protagonismo en uno de tus últimos trabajos, el corto “¿Qué ves?”, de Conchi del Río, donde se habla del poder emocional de la mirada.

Qué ves-Cartel

Cartel del cortometraje

Supone mi segundo trabajo con Conchi del Río; el primero fue el corto “La nave”. “¿Qué ves?” venía precedido del primer premio en la sexta edición del concurso de guiones de la Delegación del Gobierno en Aragón 2011. Conchi tenía muy clara la atmósfera que quería para esta obra y fue ella misma la que me envió las referencias visuales.  

Pero, además, el rojo está saturado en las apariciones de la chica de forma consustancial a la historia, para relacionarla mejor con el rojo del globo. El cortometraje está lleno de estos guiños que conectan las dos partes de su trama.

Accede a fotos e información completa desde la web queves.weebly.com

Hemos leído que recientemente has estado trabajando en la grabación de un video musical para el grupo Yani Como en el entorno de un balneario de Alhama de Aragón, localidad zaragozana que dispone de un lago termal único en Europa…  

Dentro de la productora Imgenio hemos realizado diversos videoclips musicales y este es el único en el que el grupo, procedente de Burgos, no ha podido venir a grabar. Así que Iñaki ideó un guion donde solo aparece una pareja. La localización increíble encontrada por nuestro productor Ángel Esteban ayudó también muchísimo.

Nos tuvimos que levantar muy pronto para poder aprovechar el vapor que sale del lago al amanecer por la diferencia de temperatura. Al ser un lago termal sus aguas cuentan con unos treinta grados constantes todo el año y en el exterior cuando llegamos había seis grados bajo cero. El conjunto del paisaje era espectacular: el sol empezaba a salir entre los árboles y el vapor creaba una neblina fantástica. Teníamos muy claro lo que queríamos rodar y aprovechamos la situación usando dos cámaras para así no precisar muchas repeticiones.

Yani-Como

Imagen de la grabación del videoclip

En el interior del balneario las escenas las iluminé de una forma muy difusa para que llamaran más la atención los personajes y las acciones que allí se desarrollan.

Accede a más fotos e información de este rodaje en la web de Imgenio pinchando aquí.

Terminaremos la entrevista con dos apuntes fotográfico-cinéfilos:

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1 – Conocemos que cuentas con una serie fotográfica muy personal que homenajea películas clásicas como “La ventana indiscreta”, “Cantando bajo la lluvia”, “La mujer pantera”, “Sospecha”…

Esta serie surgió como un reto: fotos en homenaje a diez películas. Los títulos los eligió Ángel Esteban, que es muy cinéfilo. Al no conocer alguna de ellas, la vi para la ocasión. Como podréis ver en mi galería de flickr (accede pinchando aquí), hay nueve fotos porque me falta “Cliente muerto no paga”, que haré próximamente

Cada una de las imágenes tiene una estética muy diferente, emulando un poco la de la propia cinta. Como en cualquier proyecto, hay anécdotas curiosas. Por ejemplo, para la foto de “La ventana indiscreta” usé una sola cámara, la que se ve, y para hacer el autorretrato me ayudé de dos espejos.

La ventana indiscreta-Beatriz Orduña

La mujer pantera” también fue laboriosa, ya que se trata de un autorretrato y no disponía de demasiado control de lo que se veía detrás del panel. Por eso tomé diferentes fotos mientras cambiaba mi posición para que diera la sensación de pantera (con un poco de retoque posterior, claro).

La mujer pantera_Beatriz Orduña

 “Cantando bajo la lluvia” me costó un resfriado. No era un día lluvioso, así que me fui a las fuentes del Parque del agua por la noche y preparé allí la composición. La idea de la partitura mojada me la dio un amigo. Pero no se mojó únicamente la partitura…

Cantando bajo la lluvia_Beatriz Orduña

Para recrear la película “Sospecha” tenía muy claro que quería sacar el vaso de leche. Se trata de una escena increíble de la película, cuando Cary Grant sube la escalera con él para dárselo a Joan Fontaine. Hitchcock quiso que el vaso se iluminara desde dentro para que todos sospecháramos que podía estar envenenado. La iluminación y el blanco y negro me ayudaron a recrear ese ambiente.

Este es un ejercicio muy enriquecedor de síntesis que recomiendo a todos los amantes de la fotografía y del cine.

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2 – Recomiéndanos, por su calidad fotográfica, algún largometraje que hayas visto últimamente. 

Entre las películas del año pasado me gustó mucho la fotografía de «Django desencadenado» (Quentin Tarantino), obra de Robert Richardson, potenciando la atmósfera de una historia dura pero con mucho trasfondo.

También me llamó la atención el tratamiento fotográfico de «El mayordomo» (Lee Daniels), responsabilidad de Andrew Dunn; y en un género muy distinto, el de «Gravity» (Alfonso Cuarón), del que se encargó Emmanuel Lubezki, en una historia que me mantuvo en tensión todo el tiempo.

Aparte de cine, veo muchas series televisivas donde la imagen está tan cuidada o más que en algunas películas. Aquí destacaría “Hannibal”, con unas escenas de crímenes espectaculares. «Sherlock«, con el actor Benedict Cumberbatch, cuenta también con una ambientación muy inquietante.

Y con un tráiler de esta última serie concluimos la entrevista, agradeciendo a Beatriz su total colaboración y apoyo.