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59 Semana Internacional de Cine, Boda, Comedia dramática, Kadir Balci, Largometraje, Marry me, Punto de encuentro, Seminci 2014, Sirin Zahed, Trouw Met Mij, Valladolid

Parte del equipo del largometraje que acudió a la Seminci. De derecha a izquierda: Burak Balci y Kadir Balci (el intérprete de Kemal y el director del film, hermanos en la vida real), Sirin Zahed y Dries de Sutter (que encarnan a Sibel y Jurgen, los novios de la agitada boda)
La sección Punto de Encuentro, paralela a la Oficial, se define como una muestra de carácter competitivo que reúne primeras o segundas películas de ficción que posean un especial relieve por su valía temática o estilística.
Dentro de la misma pudimos disfrutar de estimables películas en estreno mundial, caso de la producción belga Marry me (Trouw Met Mij), segundo largometraje de Kadir Balci, que, en clave de comedia, plantea las dificultades que tienen que enfrentar en su boda una joven de origen turco (Sibel) y un chico flamenco (Jurgen), cuyas familias no ven tan claro como la enamorada pareja el futuro común que pretenden iniciar juntos. Lo que debería haber sido una fiesta total tendrá que sortear una serie de malentendidos, enredos y prejuicios culturales y étnicos. Adivina qué tendremos para cenar esta noche…
Asistieron para su presentación en Valladolid el director, Kadir Balci; los actores, Burak Balci y Dries de Sutter; la actriz, Sirin Zahed; y el productor, Dries Phlypo. Director e intérprete femenina protagonista nos concedieron esta entrevista.
Entrevista al director Kadir Balci
En su debut en el largometraje, Turquaze, a través de la historia de tres hermanos de origen turco que regresan a Bélgica tras llevar el cuerpo de su difunto padre a Estambul, abordaba la división entre dos tierras y culturas en la que se encuentran muchos inmigrantes o hijos de estos. En Marry me, las familias de los dos protagonistas encarnan el peso de tradiciones culturales muy distintas. Como guionista de ambos filmes y dadas sus raíces turcas ¿cuánta de su experiencia personal ha tratado de plasmar en estos argumentos?
Creo que de una u otra manera siempre escribes sobre lo que conoces muy bien. Lo puse ya en práctica en mi primera película, pues pienso que puedes desarrollarte más profundamente como cineasta si comienzas hablando sobre el mundo que mejor conoces. El hecho de ser belga con raíces turcas y el haber experimentado conflictos de identidad a lo largo de mi vida, posiblemente siempre se reflejará en las historias que cuente. Pienso que mis historias giran más en torno a la identidad que al tema de las culturas.
Turquaze también incluía una historia de amor entre uno de los hermanos con una joven flamenca. ¿Fue el germen de Marry me o el argumento de esta surgió de forma independiente?
La idea surgió de Jean-Claude Van Rijckeghem, con quien escribí el guion. Como Bélgica tiene una gran comunidad turca, desde hace algunos años le rondaba esta idea. Cuando se enteró de que había un director belga con raíces turcas y vio mi primera película se puso en contacto conmigo. Me preguntó si quería hacer una película sobre una mujer turca que va a casarse con un hombre belga. Me interesó porque implicaba el punto de vista de una mujer.
Queriendo describir un retrato realista de la convivencia entre la comunidad flamenca y turca en Bélgica, como trabajo previo a la elaboración del guion de Marry me, se documentaron entrevistando a muchas parejas mixtas (turco-flamencas, jóvenes y mayores). ¿Qué es lo que más les interesó de sus vivencias? ¿Y cuánto de estas quedó al final reflejado en el argumento de la película?
Entrevistamos a cinco parejas que se casaron en situaciones similares. Escuchamos cinco historias diferentes que incluían experiencias muy dramáticas y otras muy felices, si bien todas compartían el sentimiento de la esperanza. Y eso es lo que nosotros como autores queríamos contar. Una tragicomedia con esperanza, mucha esperanza, lo que queda reflejado sobre todo al final de la película.
En Marry me algunos de sus intérpretes nunca antes habían actuado. El caso más gratificante es el de Sirin Zahed, que encarna a la firme y vitalista protagonista Sibel, y también sucede con Dilek Diltemiz y Emin Mektepli, en el papel de sus padres. ¿Cómo fue trabajar con actores no profesionales?
Como director ha sido muy gratificante que sus interpretaciones resultasen tan naturales. Preparamos a los no profesionales durante un año. Al principio un profesor de teatro trabajó con ellos sobre la idea de la actuación. En esta primera fase aún no les indicamos sus personajes. Una vez terminados estos talleres intensivos, me uní al profesor para ayudarles con la expresión en público de sus sentimientos y ya comenzamos a introducirlos en sus respectivos personajes. Con los ensayos de las escenas ya tomaron conciencia del conjunto de la historia. Un mes antes del rodaje reuní a todos los principales intérpretes para ensayar lejos de casa. Y allí sucedió la magia.
Hemos oído que Sirin Zahed era su peluquera ¿Cómo fue elegirla para el personaje protagonista femenino? ¿Le costó convencerla?
Conocí a Sirin años antes que Jean-Claude Van Rijckeghem y yo comenzáramos a trabajar en esta historia. De un modo u otro, no se me había ido de la cabeza. A ella le encanta su trabajo como peluquera, pero sentí que estaría abierta a nuevas posibilidades: como formar parte de una película. Así que la invité a unos talleres de interpretación y confirmé que estaba en lo cierto. De todas las personas que asistieron al taller, ella fue la que estuvo más próxima a nuestra protagonista. Es una mujer espontánea y natural llena de energía. Lo más difícil fue convencerla. Al principio no quería hacer el papel. No asistió al último taller y no supe nada de ella durante dos semanas, así que la llamé y quedamos para tomar un café. La escuché durante casi dos horas sin apenas decir nada. Cuanto más aprendía sobre ella, más comprendía que su historia era muy similar a la de nuestro personaje cinematográfico Sibel. Cuanto más la escuchaba, más se sinceraba conmigo. Al final de su historia no tuve que convencerla. Quería interpretar el papel.
El rodaje duró 24 días entre enero y febrero de 2014. ¿Hubo mucha planificación y ensayo previo para favorecer esta brevedad?
Efectivamente, la película está muy bien planificada. Los actores, la puesta en escena, la atmósfera, todo. Queríamos prepararlo tanto como fuese posible. Incluso rodamos todo casi cronológicamente de modo que los actores no profesionales fueran experimentando el crecimiento de sus personajes.
La música juega un papel importante ya desde el principio de la historia, en los títulos de crédito donde se suceden las fotos familiares de ambos protagonistas, creando una atmósfera de mestizaje acorde con la trama. ¿Cómo fue el trabajo con su compositor Moritz Schmittat? ¿Le dio muchas pautas para la banda sonora?
De la misma manera que gran parte fue planificado de antemano, tuve muchas conversaciones con Moritz Schmittat, compositor alemán que vive en Reino Unido. Como la mayoría de nuestras conversaciones fueron a través de Skype quise reunirme con él en persona antes de que comenzara a componer. Quería que conociera nuestra forma de ser y sentir. Pasamos un día entero juntos escuchando música y viendo películas que yo creí serían buenas referencias para esta historia. Esta película iba a ser un reto para él, pues casi se podía decir que es un musical. A mí no me gusta cuando hay demasiada música y es muy intensa. Pero como la mayoría de la película se concentra en la fiesta no se puede ocultar la música. Así que tenía que encontrar un equilibrio perfecto entre la música diegética, la extradiegética y sus puntos de encuentro. Una vez que nos entendimos, sobre todo respecto a lo que la historia necesitaba, Moritz fue imparable.
Entrando en el argumento de Marry me, las madres de ambos protagonistas son las que muestran más reticencias y desconfianzas ante el enlace de sus hijos, mientras que los padres aparecen como más conciliadores. Supongo que es una coincidencia totalmente deliberada.
Bueno, esto fue cambiando conforme se iba escribiendo la historia. Si bien podría pensarse que en la cultura turca es el padre quien más se resiste en estos temas, se sorprendería conociendo una gran cantidad de ejemplos en que no es así. En nuestro caso, hubiera quedado como cliché muy dramático el mostrar a los padres desconfiados entre sí y con las parejas de sus hijos.
Uno de los mejores momentos del film es el del baile del banquete de boda. La coreografía marca los contrastes culturales entre la joven pareja y también subraya que la armonía entre ellos es posible. ¿Cómo se concibió?
Para preparar esta escena contratamos a dos coreógrafos (Helder Seabra y Yasemin Kandemir) que los instruyeron para el baile. Fue muy divertido ver a los actores, Sirin y Dries, ensayando para rodarla, ya que estuvieron constantemente discutiendo, como una vieja pareja casada. Con la coreografía queríamos ilustrar que a pesar de sus diferencias y de sus antecedentes debían hacerse cargo de su propio baile en la vida. Con mezcla de música oriental y occidental, es una escena de seducción que demuestra que su amor es verdadero y que existe auténtica pasión en su relación.
El tono del largometraje va evolucionando a lo largo de su hora y media. La comedia prima al principio y el drama cobra fuerza después. Sin entrar en la resolución de la historia, ¿fue difícil mantener ese equilibrio entre coordenadas de géneros tan distintos?
No pensamos en los géneros durante la escritura del guion. Las diferencias y evolución en el tono surgieron de forma natural conforme desarrollamos la historia. Aunque, de alguna manera, siempre piensas en el drama en primer lugar. Quieres llevar a tus personajes al borde del precipicio. El humor suele originarse del propio drama y de sus personajes.
Para terminar, ¿podría hablarnos sobre sus expectativas con este segundo largometraje?
En primer lugar queremos que la película tenga éxito en Bélgica. Creemos que si funciona aquí podría funcionar en cualquier parte. En España ya nos han demostrado que les gusta la película, así que crucemos los dedos.
También hemos leído que el estreno en Bélgica tiene fecha prevista: enero de 2015. ¿Y en España?
Estamos esperando noticias de los distribuidores españoles, así que, de nuevo, crucemos los dedos.
Algo más que quiera añadir…
Me alegré mucho tras conocer a un espectador español que había comprado una entrada para Marry Me sin esperar demasiado de la película, al no ser española, y después nos dijo que le había gustado mucho y que se había sorprendido porque su humor funcionaba muy bien en España.
Entrevista a la actriz Sirin Zahed
¿En sus papeles tuvieron que ceñirse estrictamente al guion o el director les dejó cierto margen para construir sus personajes o incluso para improvisar?
Tuvimos una gran preparación para la película. Kadir es, antes que nuestro director, un gran hombre, por lo que surgió una gran relación de confianza con él. A menudo nos concedía espacio para usar nuestras emociones, nos preguntaba: ¿cómo dirías esto? ¿cómo lo harías? Siempre actuaba en interés de la historia, de sus personajes, considerando cómo nos sentíamos cada uno y el espíritu de grupo. Tiene un gran talento para ello. De este modo supo extraer toda la creatividad y la emoción de los actores que no éramos profesionales. Al creer en nosotros, nos hizo creer en nosotros mismos. Así que ha sido todo un placer trabajar con él.
¿Qué fue lo más gratificante del rodaje?
La mayor satisfacción en esta película fueron los 24 intensos días de rodaje. Tuve la oportunidad de compartir otras visiones, emociones y, sobre todo, mucha diversión con mucha gente. Trabajas tan próxima a todos que parece que formes una gran familia. No sé cómo será en otros rodajes, pero aquí fue maravilloso y encantador. No podría expresarlo de otro modo…
¿Cuáles fueron las principales dificultades que tuvo que superar en este su debut en el cine?
Lo más difícil en el set para mí fue superar mis propios límites. Abrirse ante una cámara, tras decir acción, es una experiencia bastante intensa; muy intensa en mi caso. Se trata de dar una parte tuya íntima. Y a veces no queremos profundizar mucho, y mucho menos compartirlo con las personas que te rodean. Estás en una posición vulnerable pero, de una forma u otra, lo haces porque crees en lo que estás haciendo y porque confías en la persona que está delante de ti.