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60ª Semana Internacional de Cine Valladolid, Cine, Estrellas, Festival de Cine, Fotógrafo, Foto de estudio, Maestro de la luz, Retratos, Rodajes, Sam Lévin, Seminci, Valladolid
Reportaje originalmente publicado en el blog de Fotograf@s en Zaragoza, FeZ
Maestro del retrato, Sam Lévin fue uno de los fotógrafos más cotizados de su generación. Su cámara inmortalizó a muchas de las figuras más emblemáticas de la época dorada del cine europeo y norteamericano.
Inaugurada con ocasión de la 60ª edición de la SEMINCI, la exposición “Iconos del cine” exhibe por primera vez en España setenta fotografías que incluyen a algunos de los más bellos rostros del séptimo arte. Como complemento, en seis pantallas se emiten más de medio centenar de resúmenes en imágenes de películas protagonizadas por los artistas presentes en la muestra.
Imperdible para cualquier amante del cine o de la fotografía. Hasta el 29 de noviembre de 2015 en la sala municipal de exposiciones de la iglesia de Las Francesas, en el centro de Valladolid (calle Santiago, s/n), de martes a domingo con entrada libre.

Memorables intérpretes de la edad de oro del cine francés como Jean Marais y Simone Signoret posaron ante el objetivo de Sam Lévin

La iglesia del Convento de las Comendadoras de la Santa Cruz (Francesas) de Valladolid, del siglo XV, resulta un marco incomparable como espacio expositivo

La norteamericana Jane Fonda y la italiana Claudia Cardinale, musas cinematográficas de diferentes continentes
Trayectoria de Sam Lévin

En la exposición priman los retratos femeninos, algunos en bellísimos primeros planos como el de Sophia Loren

Jean-Paul Belmondo y Alain Delon (este con Brigitte Bardot y Romy Schneider), dos de los mejores galanes del cine francés
Nacido en 1904 en Karkhov (actual Ucrania, si bien entonces bajo el dominio de Rusia), llegó con dos años a París, donde su familia se trasladó huyendo de la agitación política de su país. Aunque de formación química, su interés por la imagen le llevó a trabajar como fotógrafo para periódicos o revistas como Match o Paris Soir. En 1934 abrió en la capital gala un estudio propio junto a su asistente Lucienne Chevert, que fue su colaboradora habitual hasta que esta falleció en 1982.
Comenzó en el cine en 1935 sin pretenderlo, porque le solicitaron que sustituyera en el set de rodaje al fotógrafo que había caído enfermo. Se trataba del largometraje «Les époux scandaleux«, de Georges Lacombe.Pero fue Jean Renoir el cineasta decisivo en su consagración como profesional de foto-fija, documentando lo que sucedía en los platós entre escena y escena, capturando momentos de actividad y de intimidad entre los miembros del reparto, sus directores y el resto del equipo. Con Renoir trabajó en títulos tan imperecederos como “La gran ilusión” (1937), “La Marsellesa” (1938), “La bestia humana” (1938) y “La regla del juego” (1939). Posteriormente también reclamaron sus servicios directores de la talla de René Clair (“El silencio es oro”, 1947; “La belleza del diablo”, 1950), Max Ophüls (“La ronda”, 1950; “Madame de…”, 1953), Henri-Georges Clouzot (“En legítima defensa”, 1953), Marcel Carné o Jacques Becker.
Tras la Segunda Guerra Mundial entra en contacto con la productora norteamericana Metro Goldwyn Mayer y con los estudios italianos Cinecittà, lo que le permitirá fotografiar a grandes estrellas internacionales en su estancia en Europa, como Orson Welles, Olivia de Havilland, Ava Gardner, Burt Lancaster, Ingrid Bergman, Deborah Kerr, etc.
Su prestigio, traspasadas las fronteras francesas, unido a su carácter afable que favorecía la creación de un clima de complicidad, propició que quisieran pasar por su estudio personal desde intérpretes como Anouk Aimée, Jean-Paul Belmondo, Claudia Cardinale, Alain Delon, Catherine Deneuve, Mia Farrow, María Félix, Mel Ferrer, Jane Fonda, Jean Gabin, Gina Lollobrigida, Sophia Loren, Marcello Mastroianni, Anthony Perkins, Romy Schneider, Ingrid Thulin, Liv Ullman, Monica Vitti… hasta directores como Robert Bresson, Vittorio de Sica, Federico Fellini, King Vidor, Eric Von Stroheim… o célebres cantantes como Édith Piaf, Charles Aznavour o Jacques Brel (todos ellos pueden verse en Valladolid).

Dos poses parecidas pero con resultados muy distintos. A la izquierda, la cantante y actriz Dalida. A la derecha, la cantante y actriz ocasional Édith Piaf
Su gran dominio de la luz, tanto en sus blancos y negros tamizados como en sus contrastados colores, supo aprovechar al máximo la fotogenia de sus modelos.
Mención especial merece el caso de la joven Brigitte Bardot, a quien ya fotografió en el título detonante de su fama en la gran pantalla: “Y Dios creó a la mujer” (1956, Roger Vadim). En gran parte Lévin contribuyó a su imagen icónica de mujer sexy mediante sus representaciones sensuales que mezclaban erotismo, ingenuidad y sofisticación, entre colores cálidos y vibrantes. Gracias a ellas no solo se convirtió en modelo internacional que compitió con las más llamativas estrellas de Hollywood sino que también provocó el surgimiento de numerosas imitadoras. Tan lejos llegó la popularidad del tándem Bardot-Lévin que una de sus fotos se dijo que consiguió superar en ventas a las postales con la Torre Eiffel.

Conocida popularmente como BB, los difundidos retratos de Brigitte Bardot fueron determinantes en la construcción de su imagen pública

Dos potentes figuras masculinas: el actor francés Jean Gabin y el cineasta de origen austríaco Eric Von Stroheim
Lévin falleció en 1992 en París, a los ochenta y ocho años. Su esposa, Sabine, donó todo su patrimonio fotográfico, compuesto por unos 400.000 negativos, al Estado francés.
Su magnífica obra ha formado parte de exposiciones en el Festival de Cine de Cannes, en el MoMA de Nueva York o en el Espacio fotográfico de la Ciudad de París. A la capital vallisoletana llega, con el apoyo de la Fundación Municipal de Cultura de su Ayuntamiento, producida por el Jeu de Paume de París con la colaboración de la Médiathèque de l’Architecture et du Patrimoine del Ministerio de Cultura de Francia, quien conserva actualmente los fondos y archivos de Sam Lévin.