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«Misión: Salvemos el Elíseos», «Objetivo: Cinema Elíseos», «Sala Elíseos, el desafío». Todos ellos podían ser títulos reales de largometrajes anunciados para su próximo estreno en pantalla grande. Solo que, como la realidad supera a la ficción, cabe usarlos como encabezamiento de un reto auténtico: que el espacio que desde 1944 hasta 2014 acogió miles de historias del séptimo arte pueda volver a funcionar como reducto para soñar con otras muchas.
En el blog Un Nuevo Renoir, Sergio Casado escribía el 9 de agosto de 2015 como Zaragoza seguía callada un año después de que el Cinema Elíseos hubiese cerrado sus puertas. Se trataba de una inactividad y de un silencio muy sospechosos… No en vano Sergio sufrió en primera línea una historia similar: la clausura en 2012 de los cines Renoir Audiorama. La iniciativa de recuperarlos de forma cooperativa, promovida junto con dos de sus compañeros exempleados de estas salas, fue una utopía que apoyamos muchos pero que, tristemente, no prosperó.
En octubre de 2015 la noticia de un inquietante cartel en el Elíseos de «Se vende» disparó todas las alarmas. El aparente paréntesis para digitalizar y modernizar la sala se tradujo en un cambio de propietario, un empresario aragonés que declaró haberse enamorado de la belleza del local, que adquirió como inversión en la que respetar las obligaciones inherentes a su declaración como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés pero sin intención primigenia de preservar su uso anterior. Conclusión: la muerte anunciada del último cine con solera de la ciudad. Emblemático tanto por su antigüedad como por la programación exhibida (en su calidad de sala de circuito, primero; dedicada a películas de arte y ensayo después y sede temporal de la Filmoteca zaragozana) así como por su exquisita decoración… La descripción como Bien Catalogado (BOA nº 73 de 17 de abril de 2009), destacando diversos de sus elementos, caso de su gran plafón circular de ecos renacentistas, inspirados en «los grandes palacios cinematógrafos de los años veinte y treinta», parecía llamada, en su párrafo final, a convertirse en testimonio del ayer: «El Cine Elíseos destaca por su decoración clasicista utilizando mármol, madera, latón y terciopelos trabajados con cuidados acabados artesanales. Además, cuenta con el valor añadido de ser uno de los pocos cines de mediados del siglo XX conservados en Zaragoza que no han sufrido apenas transformaciones».

Este informe histórico-artístico comienza así: «Recuerda este cine en su nombre el espacio lúdico y veraniego que existió en este emplazamiento a orillas del Huerva desde la década de 1870. Sus viejas instalaciones fueron sustituidas por un moderno velódromo en 1896, que también contó con un cine desde 1923 hasta 1930. Todos estos establecimientos se llamaron de los ‘Campos Elíseos’ «
Una nueva iniciativa ciudadana brinda la oportunidad de que la utopía esta vez sí se materialice, como ya lo ha hecho en otras ciudades que sirven de modelo, caso de CineCiutat en Palma de Mallorca. Impulsada en origen por dos entusiastas cinéfilos, Aránzazu Mendívil y Agustín Monllor, la Asociación Salvemos el Elíseos se lanzó primero por las redes sociales y ya cuenta con sus Estatutos, que relacionan entre los fines asociativos no solo promover la reapertura y puesta en marcha de la sala en su actividad propia de cine, también su difusión de la cultura en general, y la aragonesa en particular, utilizando este espacio como escaparate de los diversos ámbitos de expresión artística.
Todos para uno y uno para todos

Foto tomada el pasado lunes. El rótulo del cine sigue recordándonos su posibilidad de iluminarse de nuevo, como el proyector de su interior…
Recuperar un cine para toda la ciudadanía en estos tiempos requiere más que nunca que el lema la unión hace la fuerza se concrete en su poderoso valor.
Agustín Monllor, Presidente de la asociación, nos pone al día del estado actual del proyecto.
AC: Desde octubre de 2015 en que se lanzó la asociación por las redes sociales habéis asumido un esfuerzo titánico por conseguir que el Elíseos vuelva a su uso como sala de cine, informando, semana tras semana, de vuestras incesantes gestiones. Muchas películas podríais haber visto tranquilamente en otras salas con el tiempo invertido en ello…
A.M.: Te envío un diario que hemos llevado para que te hagas una idea de la cantidad de horas invertidas. El primer mes y medio cuatro personas no tuvimos nada de tiempo libre dedicado a otra cosa. Sentimos que no se podía repetir la historia de perder otro espacio especial de la ciudad.
Cabe acceder al diario completo pinchando aquí. Entre las actividades relacionadas, informaciones para prensa, radio y televisión; reuniones con el actual propietario del cine, representantes de las instituciones públicas, expertos y profesionales en la materia; reparto de octavillas y pegada de carteles por toda la ciudad; un vídeo promocional, etc.
AC: ¿Os estáis encontrando con muchas dificultades en el camino?
A.M.: Nos está costando muchísimo movilizar al sector cultural. Nos apoyan tímidamente y para conseguir que firmen el manifiesto ha habido que ir detrás de muchos de ellos. CineCiutat de Mallorca sumó 1.500 socios en una semana y su ciudad cuenta, en relación con la nuestra, con la mitad de población. Aquí tenemos espíritu poco asociativo, muy individualista. Los medios también has sido más bien tibios.
El ayuntamiento nos ha apoyado bastante y la DGA nos ha tratado bien a nivel técnico, pero a nivel político está siendo difícil llegar. Nos da la sensación de que nos ven como enemigos en vez de valorar nuestra lucha por el patrimonio aragonés.
AC: Para medir el apoyo social habéis publicado un formulario para asociarse donde se incluye la posibilidad de proponer colaboraciones concretas en las futuras actividades culturales a emprender. ¿Qué tal ha sido la acogida?
A.M.: Bastante buena. En dos semanas llevamos más de 450 socios dispuestos a apoyar el proyecto. Hay mucha gente muy valiosa y con ganas de colaborar.
También lanzamos una campaña a través de Change.org y llevamos ya más de 1.700 firmas.
Para unirte a la campaña y difundirla pincha aquí.
AC: Se ha planteado un documento para intentar ampliar su protección jurídica actual de Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés, que no impide su cambio de uso, a Bien de Interés Cultural, categoría que supondría un importante paso adelante.
A.M.: Efectivamente, esta semana hemos entregado en el Gobierno de Aragón una solicitud para que el cine sea protegido como se merece. Su vigente calificación describe poco los elementos a preservar. Hemos elaborado un documento muy bien argumentado requiriendo que se declare Bien de Interés Cultural como representante de una gran época para el cine aragonés. En su defecto, solicitamos que se detallen mejor los elementos protegidos como Bien Catalogado. En el equipo de redacción del documento han participado personas relevantes del mundo académico, arquitectónico y jurídico. Esperaremos a ver si los técnicos de la Administración autonómica están de acuerdo con este cualificado equipo.
AC.: Habéis declarado que se avanza en un proceso contra reloj. ¿Hay fechas determinantes?
A.M.: El 19 de abril finaliza el plazo para que el Gobierno de Aragón ejerza su derecho de retracto y ya jamás se podrá recuperar como espacio público para todos los ciudadanos. Solo se podrá alquilar y lo que pide el propietario es una cifra muy elevada (25.000 euros mensuales más gastos). El propietario nos ha dado la opción de alquilárnoslo, pero ya ha acabado el tiempo que nos planteó para conseguir financiación, aunque seguimos buscándola… Va a negociar con firmas comerciales y la presentación de un proyecto de reforma es inminente.
AC: En las redes sociales la gente ha compartido algunas de sus mejores experiencias vividas en este cine, un estímulo para no rendirse en el empeño colectivo de su reapertura…
A.M.: Sí, muchos han compartido sus momentos especiales en este cine. Personas cuyos familiares participaron en la construcción, experiencias de pedidas de mano, reflexiones que cambiaron una vida… muchísimas vivencias.
Nosotros estábamos enamorados de esta sala. Íbamos un rato antes de que comenzase la película para disfrutar del espacio. Llevábamos un año pasando por la puerta a la espera de la reapertura y el día que vimos el cartel fue un mazazo.
Entre las medidas para obtener financiación, además de seguir sumando socios, se anuncia una próxima campaña de crowfunding. A título de apoyo simbólico, se han distribuido chapas con el nombre del cine que pueden adquirirse al precio de un euro en diversos establecimientos como La ventana indiscreta.

Se pretende que el Cinema Elíseos vuelva a ser un espacio vivo para el cine y otras manifestaciones artísticas
Una Filmoteca que fue y otra que puede ser
Entre las propuestas que la asociación ha planteado a las instituciones públicas para que apuesten por la recuperación del Cinema Elíseos se encuentra la idea de que se articule como la sede de la Filmoteca de Aragón, incluyendo un espacio museístico. No hay que olvidar que Aragón es la única Comunidad Autónoma que no cuenta con filmoteca regional.
En 1981 el Ayuntamiento de la capital aragonesa aprobó crear como fundación pública la Filmoteca de Zaragoza, no dejando de reivindicar la existencia de una filmoteca a nivel autonómico. Con estas palabras de su web comienza justificando su razón de ser:
«Desde 1974 se han realizado diversos intentos por crear en Zaragoza una filmoteca, como sección de la Filmoteca Nacional primero, como Filmoteca de Aragón después. Su necesidad era, en aquellos momentos, evidente y en torno al Cineclub Saracosta fueron germinando las primeras iniciativas, continuadas luego por la Asamblea de Cultura de Zaragoza, que llegó a aglutinar en torno a esta reivindicación a la inmensa mayoría de los intelectuales aragoneses.
La necesidad de una filmoteca en Aragón es hoy mayor todavía.»
Precisamente, tras su paso inicial por el (también desaparecido) cine Arlequín, la sede de exhibición de la Filmoteca zaragozana resultó ser el cine Elíseos entre los años 1987 y 1992. Coincidió con mi etapa universitaria y como sus sesiones se enlazaban con el final de mis clases, reconozco que fueron los años que con más frecuencia la visité, no faltando semana en que no viera varias de las películas de su interesante programación. Como la mayoría de personas cinéfilas somos coleccionistas, recupero de mis recuerdos varias de las hojas informativas de aquellas entrañables sesiones. Puedes hacer doble clic sobre las imágenes para ampliarlas.
Desde las butacas del Elíseos conocí en pantalla grande la obra completa de singulares realizadores como Peter Greenaway…
… o David Lynch. De este último no me resisto a contar una anécdota: en plena efervescencia televisiva de la hoy serie de culto «Twin Peaks«, la filmoteca aprovechó la oportunidad para proyectar una retrospectiva de la filmografía lynchiana, formándose en la puerta del Elíseos para entrar en el primer pase de su ópera prima en el largometraje, «Eraserhead» (Cabeza borradora), una fila como pocas veces se han visto, que daba la vuelta a la calle extendiéndose ampliamente por la Gran Vía, lo que desbordó el aforo. A los quince minutos de la proyección comenzaron las deserciones… Quienes nos quedamos hasta el final disfrutamos de una de esas historias que se te quedan grabadas para siempre… Así debe ser una filmoteca, escaparate de cine para todos los gustos, pero también para propuestas arriesgadas y, sobre todo, para ofrecer autores y obras difíciles de paladear en otros ámbitos.
Haciendo honor a ello, durante el tiempo de la filmoteca en el Elíseos también pudimos descubrir películas que se creían perdidas, como «Carne de fieras» (Armand Guerra, 1936) y «Orosia» (Florián Rey, 1943), restauradas por este patronato municipal.

Imágenes de «Orosia», melodrama ambientado en el Pirineo aragonés y rodado en Ansó, Hecho y Selva de Oza. Foto tomada en la exposición «La máquina del tiempo del cine aragonés», prorrogada hasta el próximo 31 de enero en el Centro de Historias de Zaragoza.
También hubo espacios para que conociéramos largometrajes bizarros y surrealistas, como «Fando y Lis» y «Santa Sangre» (un fascinante film de culto para quien esto suscribe), del polifacético Alejandro Jodorowsky, dentro del curioso ciclo dedicado al «Movimiento Pánico«.
Destacar, asimismo, en este flashback personal, las sesiones de cine con pianista, que contaron con el magnífico Álvaro Sebastián (Bello, Teruel, 1922-Zaragoza, 2010).
La propia película que la asociación ha usado para su vídeo promocional, «El jovencito Frankenstein» (Mel Brooks, 1974), se proyectó en esa sala en junio de 1988 dentro de un ciclo dedicado al género fantástico.
¿Y no sería auténticamente fantástico que muchos de los largometrajes que pasaron por el Elíseos, como los emblemáticos «Cinema Paradiso«, «Splendor» o tantos otros, volvieran a verse allí?
En gran parte depende de todos y cada uno de nosotros, del apoyo que concedamos a este proyecto. Como decía el profesor encarnado por Robert Redford en «Leones por corderos» a uno de sus alumnos: Roma está ardiendo (…) Y el problema somos nosotros. Todos nosotros que no hacemos nada. Que nos quedamos de brazos cruzados. Que intentamos maniobrar al borde de las llamas.
Aún estamos a tiempo de aplacar las llamas y de que la memoria cinéfila colectiva vinculada al Elíseos no quede reducida a las cenizas previas al olvido…
No somos tan raros… lo que pasa es que estamos hechos del material con el que se fabrican los sueños, eso es todo («Sesión Continua«, José Luis Garci, 1984).
Evocadora retrospectiva del papel que jugó el Elíseos como sede de la FZ para la difusión cultural: la época de finales de los 80 y primeros 90 fue ciertamente estimulante y, para unos cuantos que pudimos y supimos aprovechar aquella oportunidad que se nos ponía al alcance de la mano, fomentó sobremanera nuestras inquietudes vitales. Pero el desierto ha avanzado mucho desde entonces, haciendo un lastre del bagaje cultural del individuo, y me temo que aquellos tiempos no volverán…
No quisiera parecer puntilloso pero los primeros pases de «Eraserhead» no tuvieron lugar con ocasión del ciclo dedicado a David Lynch en Sept-91 como pareces reseñar sino dentro de una variada tanda de así-llamados «Pre-Estrenos»: el Viernes 14 y el Sábado 15 de Diciembre de 1990, concretamente. Recuerdo la sala llena en ambos pases (tuve que hacer «doblete» para intentar dilucidar si aquello podía ser objetivo de interpretación alguna) pero no guardo especial memoria de la cola a la entrada. «Twin Peaks» debió de empezar a emitirse en España por aquellas mismas fechas (Nov-90?) pero no sabría decir si la reacción al «fenómeno» fue tan inmediata…
El primer episodio de «Twin Peaks» se emitió en España el 15 de noviembre de 1990. El ciclo de Lynch al que me refiero coincidió con la segunda temporada, que en nuestro país se dividió en dos tandas; la primera, emitida en la primavera de 1991 y la segunda a mediados de septiembre de ese año.
En cualquier caso, anécdotas aparte, lo auténticamente importante es que vuelva a congregarse público ante la taquilla del Elíseos y que tengamos la oportunidad de seguir acumulando recuerdos vinculados al cine.
Gracias, Julio, por compartir los tuyos aquí.
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