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Cómic, Cine, Contracultura, Crítico, Ensayo, Escritor, Jordi Costa, La ventana indiscreta, Libro, Taurus, Underground
Jordi Costa, en la introducción de su último libro «Cómo acabar con la contracultura. Una historia subterránea de España (1970-2016)» (Taurus, mayo 2018), nos da las claves de lo que quiere contar con él: «que no es, ni mucho menos, la crónica de la evolución de un fenómeno convenientemente acotado y manejable, sino el relato de la forja, surgimiento, deriva y muerte (o mejor, ¿muerte?) de una sensibilidad que se manifestó en formas múltiples y cuyo recorrido vino a coincidir con la agonía de una dictadura, la promesa de un tiempo nuevo y el desencanto que aguardaba a la vuelta de esa esquina».
Una obra imprescindible para conocer el fenómeno del underground español, que el próximo sábado, 16 de junio a las 12,30 horas, se presentará en Zaragoza en la tienda de cine La Ventana Indiscreta. Todo un lujo contar con la presencia de su autor, uno de nuestros mejores críticos de cine, cómic y cultura popular.
Como avance, una breve entrevista a Jordi Costa, recomendándote que no dejes pasar la oportunidad de asistir a este extraordinario acto.
El tema de la contracultura siempre ha estado presente en tu obra, incluso como título en uno de tus libros: “¡Vida mostrenca! Contracultura en el infierno postmoderno” (2002), con fantásticas ilustraciones de Darío Adanti, así que tu último trabajo resulta todo un regalo cristalizando la historia del underground español desde 1970 hasta nuestros días. En concreto, ¿cómo te surgió crear este personal relato-ensayo?
En realidad, este libro tiene dos orígenes: uno estrictamente biográfico y el otro puramente profesional. El primero tiene lugar en mi infancia, el día en que un primo hermano de mi madre, sin darse cuenta, deja al alcance de mi mano –y de mi curiosidad infantil- las antologías sobre Cómix Underground USA que publicó Editorial Fundamentos a principios de los 70: encontrarme con los primeros dibujos de Robert Crumb, Gilbert Shelton y Víctor Moscoso fue todo un impacto. Empezó ahí una pasión por todo eso que, por supuesto, aún tardaría cierto tiempo en asentarse. Algunos años más tarde, cuando sólo contaba con quince años de edad, mi primer trabajo fue como crítico de cómics en las páginas de El Víbora, la revista a través de la cual se profesionalizaban los autores que, también influenciados por esos volúmenes de Fundamentos, habían iniciado aquí la corriente de la historieta contracultural y subterránea española. En mi adolescencia lo que más me gustaba del mundo eran, precisamente, las historietas de Max, Gallardo y Mediavilla, Pons, Nazario, Martí y los demás. El otro punto de origen del libro llega en el momento en que Elena Martínez Bavière de editorial Taurus me dice que le gustaría publicar un libro mío. Tanteamos varias posibilidades y, finalmente, se decantó por este proyecto que, curiosamente, es el que más trabajo me iba a llevar. La idea inicial era hacer algo parecido a la “Crónica sentimental de España” de Manuel Vázquez Montalbán aplicada a los tiempos de la Contracultura, pero, al final, ha acabado siendo otra cosa, quizá más conectada a un tipo de lenguaje y estructura que empecé a tantear en “Vida Mostrenca”.
Utilizas un término que muchos conocimos gracias al libro-entrevista de Truffaut a Hitchcock, el whodunit, para abordar la supuesta muerte de la contracultura desde la perspectiva de una novela enigma.
Sí, el libro es un ensayo, pero en él se manifiestan dos géneros subterráneos. Por un lado, tiene algo de novela enigma, cuya premisa es la búsqueda del asesino de la Contracultura. Como en “Asesinato en el Orient Exprés”, aquí la autoría es múltiple, porque a la Contracultura la mataron las pervivencias del franquismo, las imposturas de la política cultural socialdemócrata, la heroína y el desgaste de muchos de los agentes contraculturales y también las posibles traiciones al ideal de algunas de esas figuras que, entre los 60 y los 70, fueron motores del fenómeno. También es posible que debajo de todo eso haya una comedia negra británica de esas con cadáver recalcitrante, porque quizá la Contracultura no ha muerto y ha ido resucitando de maneras inesperadas diseminando ideas mucho más allá de su supuesto entierro. Y el otro género que me ha inspirado es el de las películas (no las novelas, que nunca he leído) de James Bond, con esa gran heterogeneidad de personajes y sus cambios constantes de escenario. Cuando veías una película de 007 en la época de Sean Connery o Roger Moore nunca podías saber si la siguiente escena iba a suceder en Egipto, Tailandia o el espacio exterior. De un modo parecido, en el libro podemos pasar del Palmar de Troya a la guerra de Vietnam de una línea a otra. Y, de hecho, el elenco de esta historia tiene de todo: desde mad doctors hasta hippies legionarios, pasando por herejías, soñadores psicodélicos, terroristas torpes, falangistas, pintores pop con complejo de culpa y dibujantes marginales.
De la génesis de la contracultura española en Sevilla a su explosión en Barcelona, Madrid y Valencia, sin olvidarte de un repaso a significativos focos situados en otros lugares.
El mapa del libro tiene sus puntos claves en Sevilla, Valencia, Barcelona, Ibiza, Formentera y Madrid, pero la revolución contracultural se manifestó en todos los territorios y esa historia, en buena medida, todavía está por escribir. Hay páginas web como Zaragoza Rebelde que están intentando hacer esa labor, pero sería necesario contar también qué Contracultura hubo en Asturias, en Galicia, de qué modo se manifestó, por ejemplo, en Torremolinos, que fue, por ejemplo, estación de paso de una subcultura fascinante: la de esos firmes creyentes en la auto-trepanación, que iban varios pasos más allá de los defensores de la cultura lisérgica. Lo suyo consistía en llevar el caletre siempre ventilado para aspirar a una cierta trascendencia, a un cuelgue epifánico permanente.
De todos los cineastas que citas en “Cómo acabar con la contracultura” (Almodóvar, Iván Zulueta, Eloy de la Iglesia, Carles Mira…) ¿qué películas nos recomendarías especialmente para conformar un ciclo complementario a la lectura de tu libro?
Muchas: “La portentosa vida del padre Vicente”, “Con el culo al aire” y “Que nos quiten lo bailao” de Carles Mira, toda la obra de Zulueta (que es bien breve), “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” y “Laberinto de pasiones” de Almodóvar, “La criatura”, “La semana del asesino”, “El diputado” y “Una gota de sangre para morir amando” de Eloy de la Iglesia, “Vivir en Sevilla”, “Corridas de alegría” y “Frente al mar” de Gonzalo García-Pelayo, pero no hay que olvidar tampoco a Antoni Padrós, a colectivos del cine en súper 8 como Els 5 QK’s, documentales como “Ocaña, retrat intermitent” de Ventura Pons o valientes rarezas como “Alicia en la España de las maravillas” de Jordi Feliu.
Continuará…
Hola!! Hacía mucho que no te leíamos en este espacio cinéfilo!!
Por supuesto que no me perderé la presentación del libro de uno de mis críticos favoritos, Jordi Costa. Aunque no siempre coincida con su criterio, tengo un gran respeto y admiración por su opinión sobre una determinada obra cinematográfica.
Gracias.
Un besote.
¡Hola, Mercedes! Tras un paréntesis de silencio bloguero por sobrecarga de otros menesteres, he retomado la actividad con este avance de un libro que colma magníficamente una laguna temática en la historia reciente de España.
¡Besos y muchas gracias por tu asistencia a la presentación del sábado!
Qué ganas tengo de leérmelo. Ya he empezado las primeras páginas y el viaje promete ser apasionante.
¡Espero con ilusión la crónica de la presentación!
Un beso enorme
Hildy
Cierto, Hildy, un viaje que te captura desde su introducción, con esa interesante interpretación sobre la historia de la contracultura subyacente en el primer largometraje de Almodóvar.
La presentación del libro en Zaragoza fue un éxito total. Nunca La Ventana Indiscreta había tenido tanto público en un evento así, rebosante de gente que terminó encantada de las brillantes explicaciones de Jordi Costa. Lujo de mañana.
Próximamente crónica ilustrada del acto por estos lares…
Un gran beso y hasta pronto.
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