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Animación infantil, Cine-club, Cines Palafox, Club infantil, Entrevista, La linterna mágica, La Pequeña Linterna, La vida de calabacín, PAI, Tiempos modernos
La Linterna Mágica, además de ser un instrumento óptico predecesor del cinematográfo, es el nombre del club internacional de cine para niños y niñas más grande del mundo. Desde los seis hasta los doce años pueden disfrutar de nueve películas anuales en pantalla grande precedidas de las divertidas y didácticas explicaciones de un equipo de animación. Precisamente educar en la imagen resulta especialmente importante en estos tiempos en que las jóvenes generaciones son nativas digitales envueltas casi permanentemente en el medio audiovisual.
En Zaragoza este club comenzó en el año 2000, pasando por él en torno a 18000 niños y niñas desde entonces. Este sábado 27 de octubre, a las 12 horas en los cines Palafox, arrancará su nueva edición con todo un clásico: “Tiempos modernos”, del genial Chaplin.
Al frente de su organización, la PAI (Promotora de Acción Infantil), una compañía de Teatro y animación de calle estrechamente vinculada al mundo de la educación y la cultura. Compuesta por doce personas, según se definen en su web: “diversas y variopintas. O eso dicen, porque aún después de muchos años de existencia, desde 1979, seguimos jugando”. De la mano de dos de ellas, Luis Bordonada y Celia Silvestre, vamos a conocer ampliamente la valiosa historia de La Linterna Mágica y de todo aquello que la rodea. Entre las ilustraciones, fotos que tomé en la presentación de una de las sesiones de la edición pasada en que se proyectó el magnífico largometraje de animación suizo “La vida de Calabacín” (Claude Barras, 2016), que encandiló a todo el auditorio.
Comenzamos informalmente con Luis hablando de la PAI, compañía que el próximo 2019 cumplirá nada menos que cuarenta años de vida, lo que la convierte en una de las más veteranas del teatro infantil español. Le preguntamos por sus orígenes: “surgió de nuestro gran amor por el teatro de calle y el trabajo con la infancia”, así como por el previsible festejo del aniversario el año que viene: “somos muy de fiestas, siempre organizadas para los demás, así que a lo largo de 2019 vamos a promover, además de celebraciones especiales para todo el público, también algunas para nosotros y nuestros amigos más cercanos”. Muchos de sus espectáculos han sido galardonados en Festivales y Muestras teatrales; entre los últimos, el premio Artes Escénicas y Pedagogía en la Gala del Día Mundial del Teatro 2018 organizada por Ares Aragón Escena, por su gran labor con el Espacio Bebé. De todos modos, no llevan la cuenta de los reconocimientos públicos porque no les conceden demasiada importancia. Su experiencia y prestigio en la profesión les avalan más que nada: “vivir de la cultura es muy complicado hoy en día y ya es destacable haber aguantado milagrosamente”.
Un programa variadísimo en títulos, tanto por años como por temática, género y nacionalidades. Todo para favorecer, según vuestra filosofía, la imaginación y el espíritu crítico de los pequeños espectadores asistentes. ¿Cómo se prepara el programa de cada año?
Luis- Cada temporada cuenta con nueve películas encuadradas en tres ciclos. El primer trimestre se proyectan tres que hacen reír; el segundo, tres que hacen llorar o que provocan un poco de miedo, y se concluye con otras tres que hacen soñar. Esto no se dice explícitamente, tratándose de un criterio interno, organizándose cada ciclo de emociones con sus películas ordenadas cronológicamente, comenzando con una antigua (muda o de los inicios del cine) y terminando con una reciente (de este siglo). A veces la gente no lo nota, pero así la selección abarca todas las épocas, además de diferentes países y estéticas.
Algunas de las seleccionadas puede pensarse que son, a priori, complicadillas para los más pequeños, si bien la dinámica que se propicia facilita el que lleguen a todo el público: primero, la revista que se remite a casa, en formato electrónico, y que presenta la sesión; después, la animación teatral introductoria en sala, además de, en ocasiones, algunos comentarios simultáneos a la proyección (aportando explicaciones o chistes que aligeren o agilicen lo visto en pantalla). Incluso a veces contamos en el cine mudo con música en directo. Todo está muy pensado para que el niño y la niña puedan entender bien la historia, favoreciendo que accedan así a películas que de otra manera no verían o no comprenderían.
¿Cómo surge La Linterna Mágica y vuestra implicación en el proyecto?
Luis- El primer club infantil de La Linterna Mágica nace en la ciudad suiza de Neuchâtel, desde donde se extiende al resto del país, con el gran apoyo económico del Estado. Luego se internacionaliza, primero, como proyecto a nivel europeo. En ese momento buscan un socio español y contactan con nosotros. Nos encantó la idea y la montamos a toda prisa ya que concluía el plazo para solicitar la financiación necesaria. Recuerdo que era el verano del año 2000 y ya empezamos el octubre siguiente. A fecha de hoy somos uno de los clubs favoritos para los suizos, tanto a nivel teatral como de gestión. Hemos incluso llegado a ser el club local más grande de todo el mundo, con unos 1.300 socios en un año. Gracias a nuestra buena relación con el país fundador nos propusieron que coordináramos los demás clubs de la Linterna Mágica que se abrieran por todo el mundo en lengua castellana (actualmente en Argentina y México). Los suizos, por el idioma, coordinan el resto de clubs (hoy, además de varios en Suiza, existen en Francia, Georgia, Costa de Marfil y Polonia).
Desde la central en Suiza nos remiten los guiones teatrales de las animaciones, que luego nosotros adaptamos. También nos envían una selección de las películas, contando también con capacidad para proponerles títulos concretos.

Presentación de la sesión dedicada a La vida de Calabacín, con Oswaldo Felipe preguntando al público infantil
En España sois entonces los únicos promotores de este club.
Luis- Así es. En España La Linterna Mágica solo funciona en Teruel y en Zaragoza. En Huesca desapareció hace un tiempo. A lo largo de estos años, para promover un club ha venido a Zaragoza a conocer nuestra experiencia gente de Barcelona, Sevilla, Granada… A todos les ha parecido magnífica pero luego para materializarla han encontrado dificultades, ya que precisas de un grupo estable y muy constante, con mucha paciencia, de una financiación y de una sala de cine accesible que se comprometa todo el curso. Son tantas cosas que las iniciativas luego no han prosperado.
Desde hace unos años promovéis también en Zaragoza la llamada Pequeña Linterna.
Luis- Sí, es un proyecto suizo muy reciente que enseguida hemos trasladado aquí. Este curso 2018-2019 celebraremos su tercera edición. En este caso tiene carácter trimestral, constando de seis sesiones organizadas en dos años, para niños y niñas de 4 a 6 años. Aquí también, al comienzo de cada sesión, cuentan con una animación introductoria. Se trata de un inicio para La Linterna Mágica. Si continúan con ella hasta los 12 años terminan ya casi expertos en cine.
Ver el calendario de esta edición desde aquí.
Además de con los clubs de Suiza y de los países hispanoamericanos ¿tenéis contacto con los de los otros países?
Luis- Directamente no tenemos relación, pero como todos los países manejamos las mismas películas y material persiste un curioso vínculo común. Hace unos años participamos en un encuentro de actores animadores de La Linterna Mágica en Suiza y resultó muy entrañable porque, sin conocernos antes personalmente, todos hablábamos el mismo lenguaje al compartir el mismo trabajo. En este sentido sí que hay conexión.
Como todas las animaciones de las sesiones se graban y se suben a nuestra Intranet común, cuando anualmente se evalúa con Suiza también se repasan los videos. Es interesante conocer cómo cada guion se adapta en cada país, resultando enriquecedor ver las versiones de cada club del mismo material de partida.
El fondo de películas a lo largo de tantos años será ya muy amplio…
Luis- Tenemos un archivo con todas las películas que se va ampliando. Unas 60 serían como las “fetiche” del club. Luego se programa intentando que cada club no repita película en seis años, para que el niño o niña que entra al club con seis años y completa el ciclo hasta cumplir los doce no vea más de una vez cada película. Así, a 9 títulos por cada curso por 6 años, esto es, 54 títulos, como mínimo, deben rotar. Los clubs también pueden proponer películas, valorándose que entren en la lista conjunta según su interés colectivo, ya que ofertar una nueva película en La Linterna Mágica implica mucho dinero: elaborar una nueva revista ilustrada por un prestigioso dibujante suizo y traducida a todos los idiomas de los clubs, crear el guion de animación y preparar sus materiales… No es tan fácil como sugerir incorporar un largometraje que parezca interesante. No obstante, incluso teniendo en cuenta esta complejidad, algunas de nuestras propuestas se han aceptado y ya forman parte de la filmoteca general de La Linterna Mágica, caso de “Manolito Gafotas” y “Calabuch”, historias que, de esta manera, ven niños y niñas de los clubs tanto de Alemania, Costa de Marfil, Polonia…
Resulta curioso que, aunque publiquéis el calendario de sesiones desde el inicio de cada edición, no se anuncie hasta unos días antes la proyección concreta.
Luis- Es una norma del club. Aunque lo demandan algunos padres, no adelantamos los títulos de las películas. La sorpresa se revela cuando se envía la revista digital, luego se publicita también en Internet. No queremos que se apunte a los niños y niñas por títulos en concreto. Pedimos confianza en el gran trabajo de selección que hay detrás.
Aunque las emociones son universales e intemporales ¿qué cambios habéis apreciado entre el público infantil de vuestros inicios y el actual, casi dos décadas después?
Luis- Aunque parezca un tópico, ninguno. El público infantil que asiste es muy respetuoso, participa bastante cuando se les da cancha pero el resto de tiempo está muy callado. Cumplen a rajatabla las tres reglas de la sala, que se recuerdan al inicio de cada sesión: no se puede comer ni beber, ni molestar ni estropear las butacas. La gente alucina de que sea así, estando tantos niños solos juntos, pero nosotros somos testigos de que es cierto y de que esto no ha cambiado con el tiempo. Ni siquiera hemos notado que un año concreto fuera más jaleoso que el resto. Quienes asisten entran al código de La Linterna Mágica muy bien.
Si tenemos que destacar un cambio sería que ahora algunos chavales, entre los de más edad, realizan sus propias películas, muchas veces con sus móviles. Incluso en alguna sesión, como previo a la película, hemos incorporado alguno de sus cortos.
Celia (que se incorpora ahora)- Sustancialmente los socios actuales no son diferentes, ya que se apuntan convencidos a La Linterna Mágica, con mucho interés. Los que se han perdido creemos que ha sido también porque el código del cine para algunos no es el mismo, y ciertas películas han dejado de contar con su interés al no verlas ya como parte de su lenguaje. La reducción de público infantil quizás venga por esa diferente consideración del cine. También porque ahora, a diferencia de hace veinte años, cuentan con mucha más oferta de actividades.
Nos sucede que a veces nos encontramos con niños o niñas de nuestros inicios, como el otro día en una cafetería, que han seguido haciendo cosas de cine, pasando de ser meros espectadores a creadores, como ha dicho Luis, por Internet o en la Escuela Un Perro Andaluz. Muchos nos han dicho que han continuado siendo muy buen público, muy cinéfilo, ya que la experiencia de La Linterna Mágica les enganchó al cine. Y eso es muy bonito. O también nos abordan padres o madres que nos agradecen que su hijo o hija de 18 años todavía se acuerde de La Linterna. Los que continúan en ella, tanto pequeños como adultos, valoran mucho el proyecto.
Luis- Hace poco llamó una madre al móvil de la PAI para contarnos que su hija estaba estudiando en la Universidad y que tenía claro que era tan fantástica por su experiencia en La Linterna Mágica. Yo creía que me tomaba el pelo, pero era verdad y llamaba para darnos la enhorabuena y felicitarnos porque veía que su hija había salido como muy comprometida, muy humana…

Entre Oswaldo Felipe y Luis Bordonada, pareja fija en las animaciones, Anabel López interpretando a una de las chicas protagonistas de La vida de Calabacín
¿Cómo recordáis en concreto vuestro comienzo en La Linterna Mágica en su primera sede, los desaparecidos cines Goya? (accede aquí a un video de aquellos tiempos, histórico ya, de 2008)
Celia- Nuestra primera vez fue muy concurrida, con unos 1200 niños y niñas en la proyección. La idea era que, al finalizar, salieran por la puerta lateral de los cines, con la calle cortada al tráfico, encontrándose con sus respectivos padres del mismo modo que en una salida del colegio. No sé cómo fuimos tan naif… Para complicarlo más, esa mañana diluvió, con una intensidad que hacía tiempo no se conocía en Zaragoza. El caos que se formó fue horroroso: todo lleno de paraguas y gente gritando “¿dónde está mi hijo?”. Eso nos hizo pensar en la detallada infraestructura que tenemos ahora y que pusimos en marcha en la sesión siguiente: un cordón a modo de separación entre quienes esperan y todo el público infantil que sale, que se distribuye entre las diferentes marcas, previamente colocadas, por franjas de edades a las que se orienta a los peques, advirtiéndoles que si son hermanos deben acudir a la que corresponde al menor. De este modo, todo el mundo sabe en qué punto se reencontrará, estando todos los monitores pendientes y asegurándonos de que cada niño y niña es recogido. Fue toda una prueba de salvar una circunstancia imprevista que finalmente se concretó en una dinámica que funciona muy bien.
Tenéis ya a la entrada de la sede actual, los cines Palafox, todo un despliegue de personal para atender a niños y niñas a colocarse en sus asientos y para enseñarles cómo han de comportarse durante la sesión.
Celia- Sí, estamos a su disposición todo el equipo de la PAI más gente voluntaria (que llamamos Linternitas). Les acompañamos a la sala, sentándose donde quieren, y al baño durante la proyección. También saben que si tienen miedo o se ponen tristes durante la película pueden llamarnos (o si les vemos muy arrugados en la butaca nos acercamos nosotros mismos a preguntarles cómo se sienten). En general, aunque les hacemos muchas recomendaciones (en invierno, por ejemplo, que no se olviden al finalizar de sus guantes, sus gorros…), suelen actuar de forma muy autónoma.
Siempre se ha dicho que a veces los niños y niñas se portan peor con sus padres y madres que con otras personas que circunstancialmente les cuidan. ¿Lo habéis verificado así en vuestras sesiones, sin ninguna rebelión incontrolada?
Celia- Sin duda. Nunca hemos tenido ningún jaleo. Siempre se han portado bien y todo ha discurrido sin ninguna incidencia. Lo cierto es que en ocasiones los padres son un poco pesados hablándoles mucho a sus hijos durante la película, anticipándoles lo que va a suceder en la historia, comentándosela demasiado o preguntándoles si la han entendido. En nuestras sesiones ya se les prepara antes de que se inicie. Además, hemos comprobado que los pequeños se crecen cuanto están solos, incluso algunos quieren asistir a La Linterna Mágica por el placer de sentirse independientes, lo viven como un reto que les ayuda a madurar.
Combináis largometrajes con cortos. ¿Qué tipo de cine del que habéis proyectado ha tenido mejor acogida por vuestro público?
Luis- Como cineclub resulta más agradecido mostrarles cine que no conocen, como la sesión dedicada a cortometrajes animados de Zagreb, que resultó fantástica porque, además de no haberlos visto antes, les gustó mucho. En este sentido, intentamos que la selección les sorprenda y que no se trate de películas que han tenido la ocasión de ver en sus casas, aunque no sea lo mismo disfrutarla en una pantalla grande. Nos encanta, por ejemplo, ofrecerles cine mudo (Chaplin, Buster Keaton, el Gordo y el Flaco…) que no ve ahora casi nadie, recuperándoles a los pioneros. En estos casos leemos, adaptados para su edad, los intertítulos para que les sean comprensibles.

En esta sesión se presenta una selección de cortometrajes ordenados en orden cronológico, de 1956 a 2014, que integran esta importante corriente artística de Croacia conocida como la Escuela de Zagreb
Las películas de efectos especiales muy simples o primarios, comparados con el mundo digital de hoy, les han gustado especialmente, caso de “El increíble hombre menguante” y de “Viaje alucinante”. Las ven viejas por sus trucos, acostumbrados a la sofisticación actual, pero precisamente quizás por eso les hacen mucha más gracia. En esa línea también les gustó mucho la más reciente “Cariño, he encogido a los niños”.
Ciertos títulos clásicos nos daban miedo pasarlos, como “Metrópolis”, de Fritz Lang. Sin embargo, la recibieron muy bien porque la preanimación, con la actriz invitada, les ofreció el reto de distinguir cuándo interpretaba a la María “buena” y cuándo a la “mala”, estimulándoles a entrar en el juego y seguir más atentos su trama. Al finalizar, al preguntarles a mano alzada a cuántos les había gustado, hubo una enorme mayoría, con lo que concluimos muy satisfechos. De hecho, en la encuesta final de curso sobre las sesiones favoritas, esta la marcaron muchos, lo que nos sorprendió muy favorablemente. Creemos que es así porque les llama la atención lo diferente y novedoso.
Celia- En la animación previa a la proyección, Oswaldo sale de sabio y Luis de ingenuo, como personajes fijos. Les acompaña un artista invitado diferente en cada sesión, ya sea un bailarín, intérprete, mimo, músico… dependiendo de la teatralización y de lo que se quiera explicar. Por ejemplo, “Metrópolis” precisaba una bailarina que encarnara el papel del personaje de María para hacerles diferenciar la María “buena” y la María “mala”. En los guiones procedentes de Suiza ya viene marcada esa especialización, aunque a veces introducimos algún pequeño cambio.
Luis- Mayoritariamente las personas invitadas son mujeres y tenemos la suerte de trabajar cada mes con alguien distinto, habitualmente grandes intérpretes de Aragón (por ejemplo, han participado diversos miembros del equipo de Oregón TV, o de compañías teatrales como El Temple, o incluso varios retirados como la veterana Pilar Doce). En este sentido, para nosotros resulta muy gratificante ensayar cada mes con alguien diferente, cada cual con su estilo (unos prefieren llevar el guion al pie de la letra, otros nos motivan a improvisar más).
¿Qué es lo más duro de la preparación de las sesiones de animación? ¿Y lo más gratificante?
Luis- En los inicios nos costaba preparar una semana la animación, pero ahora, tras tantos años de trabajo cómplice con Oswaldo y como la dinámica de ensayo es siempre la misma, con dos o tres días nos es suficiente. Y aunque tras tanto tiempo es fácil caer en rutinas, para nosotros en siempre un placer trabajar cada nueva sesión, involucrándonos con muchas ganas.
Con una trayectoria tan amplia al frente de La Linterna Mágica seguro que tenéis mil anécdotas que compartir.
Celia- Muchas expresiones de los chavales, que son muy espontáneos. A veces hemos comentado que deberíamos llevarlas apuntadas, porque son de traca. Recuerdo un niño que llegaba por primera vez que, al ir a entrar en la sala 4 de los Palafox, sede actual de la actividad, nos dijo al ver el rótulo con el número que no era la suya, pues él tenía ya 6 años. Por eso en la sesión inaugural de cada año decimos: ¡ojo, que vienen los nuevos! Pues muchos entran un poco despistados, por lo que aún estamos más pendientes de ellos.
Enseguida tienen mucho feeling con el personaje de Luis, que encarnando al ingenuo es el que siempre llega tarde, tras empezar la presentación el personaje de Oswaldo, que acostumbra a reclamarlo… y ellos empatizan con el tardano, despistado y dormilón.
Luis- Sí, por estas simpatías con mi personaje podemos contar varias anécdotas. En una animación con Joaquín Murillo como actor invitado, este interpretaba a un director de cine en el marco de una película de Chaplin, “El chico”, que iba buscando protagonista para la historia, terminando por elegirme a mí. Practicábamos un ensayo y me obligaba a actuar de muy malas maneras, chillándome y gritándome, con lo que aprovechábamos para referirnos a la dura infancia que atravesó Chaplin, que empezó muy joven a trabajar. Cuando terminó la animación y Joaquín pasó por el medio de la sala, algunos chavales le pegaron diciéndole “¡a Luis no lo toques!”. Tuvimos que rebajar la tensión… Algo parecido sucedió con José Luis Esteban en la animación previa a “Los Borrowers”, en la que encarnaba a un arquitecto que venía con su casco y sus planos debajo del brazo anunciando que había comprado la sala y que iba a demolerla para construir un centro comercial, pues el cine ya no servía para nada y solo era una pérdida de tiempo, ordenando a todos que lo desalojáramos enseguida, pues iban a entrar ya las máquinas destructoras. Surgió entonces una rebelión general, empezando a corear “¡No nos vamos, no nos vamos. Vete tú!”. Estaba previsto en el guion que yo tenía que empezar la resistencia y motivarles a que me siguieran, pero no hizo falta pues ellos solos tuvieron la iniciativa. Fue muy chulo. Yo me uní también a los gritos, claro. Este personaje del arquitecto también salió mal parado, casi tuvimos que escoltarle para salir…
Celia- Destacar también la especial interactuación que se crea cuando hemos proyectado, como previo al largo, algún cortometraje realizado por algún niño o niña socios de La Linterna Mágica. Les suscita mucha curiosidad saber cómo alguien de su edad lo ha trabajado, ocurriéndoseles mil preguntas interesantes: con qué programa lo ha creado, cuánto tiempo y dinero le costó, cómo ha hecho las voces… Aquí siempre tenemos que cortar las intervenciones, pues nos pasaríamos demasiado del tiempo previsto.
Luis- Uno de esos cortos nos llegó por el padre del niño, que se puso en contacto con nosotros para ver qué nos parecía, sorprendido de lo que había hecho su hijo. Dijimos: “jo, esto es precioso. ¿Accedería tu hijo a hablar de él en una sesión?”. Resultó para el chaval toda una experiencia ver su corto en la sala 4 de los Palafox, una de las más grandes de Zaragoza, y que después un público de su edad le formulase un montón de preguntas.
Ahora existe la posibilidad de sesiones especiales e individuales de La Linterna Mágica.
Celia- Sí, pues aunque la idea original era que fuera un club de cine anual con diferentes sedes fijas, la experiencia nos ha demostrado que no es nada sencillo. Por eso desde hace unos años ofertamos también sesiones independientes “a la carta”, que nos pueden solicitar ciudades, pueblos, centros educativos u otras entidades o colectivos.
Luis- Contamos con una sesión específica en cuya animación previa se habla de los géneros en el cine (el western, las películas de detectives…) para que los niños y niñas sepan identificarlos y distinguirlos, seguida de un largometraje que nos encanta especialmente: “El circo”, de Chaplin, que proyectamos con comentarios que vamos dramatizando, poniendo voces a los diferentes personajes. Los chavales se ríen mucho y nosotros nos lo pasamos genial aunque la película nos la sepamos de memoria.
Finalmente, ¿un mensaje especial para todos los niños y niñas que se inician este año en la aventura de La Linterna Mágica?
Luis- Que van a ver una gran variedad de películas, descubriendo títulos que no son frecuentes a su edad, y que aunque alguna no les guste, de todas van a aprender algo.
Celia- Sí, puede pasar que alguna película del ciclo no les guste y ello no debe importarles, que eso también les permite aprender que no todo en la vida les va a encantar. Eso sí, aunque alguien nos diga que le está aburriendo, le insistimos en que debe verla entera y luego opinar, porque debe darle una oportunidad hasta que concluya. En esto también reside el fin educativo de la actividad, evitando que a la mínima que algo no le satisfaga, lo abandone, que resulta siempre el camino más fácil. El objetivo de la Linterna Mágica es que accedan a todo tipo de cine y aprendan a diferenciarlo.
También queremos que con las películas experimenten las diversas emociones y que sepan que resulta natural expresarlas, que hay ocasiones tanto para reír como para llorar, que no sucede nada si a veces pasas un poco de miedo… y que siempre, siempre, respecto a esas emociones que sienten en la sala cuentan con la seguridad afectiva que les proporcionamos nosotros, acompañándolos en todo momento. Que se atrevan a manifestar sus emociones, a dejarse llevar disfrutando de la película.
Y así concluimos una amenísima charla. Contagiada de la pasión divulgativa y cariño por la infancia que desprenden Luis y Celia y agradeciéndoles la cordial acogida de esta entrevista (gracias también a Begoña por ser el “contacto”), no me queda más que añadir que recomendar fervientemente esta actividad, extraordinaria cantera para promover la cinefilia de los más peques de la casa. Ellos y ellas serán, además, el futuro público adulto de nuestro cine. Qué mejor que iniciarlos cuanto antes en su amor por disfrutarlo con espíritu crítico y en el espacioso lujo de una gran pantalla.
Cómo inscribirse, calendario y mucha más información en su web: www.pai.com.es/linterna-magica
Una fantástica difusión de un gran proyecto. Felicidades por el artículo, Ana.
Gracias, mArregui. Ciertamente es un club que merece toda la divulgación posible y que ya ha servido para iniciar en la mejor cinefilia a varias generaciones. El equipo de la PAI desarrolla, además, un encomiable trabajo de animación infantil en muchos frentes.
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