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Centenario, Fellini, Ocho y medio, Recuerdos, Renoir Zaragoza, Salas Cine
Nada como la experiencia del cine en una sala de cine. Actualmente podemos satisfacer nuestra pasión por él viendo un sinfín de películas disponibles en plataformas digitales y canales televisivos, pero ni la inmensa oferta ni la comodidad de disfrutarlas en zapatillas y sin los ocasionales vecinos molestos, palía la carencia de la magia de la gran sala oscura. En la anunciada desescalada, cada día nos acercamos más al momento en que quepa regresar a ella. ¿Responderemos como se merece para que no termine siendo -como ya corría antes riesgo- un lugar en extinción?
Ayer me llegó un correo de la Fiesta del cine, evento promovido por la Federación de Cines de España (FECE), con el asunto «¡Danos tu opinión y podrás ganar un bono de 100 entradas de cine!» y el siguiente texto:
Querid@ cinéfil@,
Después de más de un mes de cierre… ya estamos listos para volver, y ¡queremos hacerlo más fuertes que nunca! Por eso, nos gustaría conocer tu opinión para poder adaptarnos mejor a tus necesidades en esta nueva realidad.
Para ello, te agradeceríamos enormemente que nos dedicaras 10 minutos de tu tiempo para responder este cuestionario online.
Además, y para agradecer tu tiempo, si completas la encuesta antes del 15 de Mayo ¡entrarás en un sorteo en el que podrás ganar un bono de 100 entradas de cine!
Sabemos todo el esfuerzo que has hecho estos meses, así que ahora nos toca a nosotros. ¡Ayúdanos a conseguir que vivas la experiencia del cine como nunca lo habías hecho antes!
Realicé la encuesta, centrada en nuestros hábitos cinéfilos antes del estado de alarma, las medidas a implantar que consideramos más importantes para el retorno y nuestras intenciones de consumo de aquí en adelante. Alentador que quieran contar con nuestra opinión. También un toque de atención, consciente todo el sector exhibidor de la crisis sobrevenida que hace peligrar aún más su pervivencia.
El cine se mostró primero como espectáculo de feria, luego obtuvo, con la obra de 1911 «Manifiesto de las Sietes Artes» del italiano Ricciotto Canudo, su calificación como séptimo arte, llegando a ser uno de los grandes negocios de ocio y entretenimiento. Su exhibición colectiva en una gran sala fue, durante mucho tiempo, su medio natural. Sala que debió adaptarse en sus equipos a los cambios tecnológicos y de soporte (del mudo al sonoro, del blanco y negro al color, del celuloide al digital) y a la competencia de otros medios (la televisión e Internet). No han faltado las voces que han pronosticado, desde ya el siglo pasado, que como el propio arte que divulga terminará por desaparecer.
Justo hoy AtmósferaCine cumple ocho años. Nació con la crónica de la pérdida de unas salas emblemáticas en mi ciudad: Renoir Audiorama. Recupero algunas de las fotos testimonio de sus últimos días. Con su total compuse un doméstico videomontaje con el que rendir tributo a sus quince años de existencia. Ojalá hubieran sido muchos más, pero ahí quedan al menos, como aquel París de Ilsa y Rick recuperado en Casablanca.
Nuestra orfandad por la desaparición de esas salas, como de tantas que se nos fueron antes, no debe llamar a la desesperanza total. Mientras nos queden otras, volver a visitarlas con asiduidad es parte de nuestra responsabilidad si queremos que esa predicción agorera de algunos no se convierta en realidad.
Este 2020 se cumple también el centenario del nacimiento de Federico Fellini. Mientras escribo estas líneas escucho de fondo la banda sonora de «La dolce vita» (1960) en unos animosos acordes de Nino Rota. El maestro italiano se sintió tan abrumado por el gran éxito de esta película que tardó tres años en rodar otra (a salvo su episodio para la comedia satírica colectiva «Boccaccio ’70», de 1962). Paradójicamente, convirtió su crisis creativa en materia prima para su siguiente largometraje, una de las cumbres del séptimo arte: «Ocho y medio». Uno de los más bellos homenajes al mundo del cine y a nuestra necesidad de soñar.

Un inmenso gracias a quienes siguen este blog y a todas y a cada una de las personas que hacen posible que el cine ilumine nuestras vidas
No se me ocurre mejor forma de terminar el día del octavo cumpleaños de este pequeño espacio virtual que ver «Ocho y medio» como gesto de admiración a Fellini y a su extraordinaria capacidad para transportarnos a su universo. Sin duda, la inmersión en la vida de Guido Anselmi (Marcello Mastroianni) sería mayor en una sala de cine. Pero todo llegará. Fellini supo superar su crisis practicando el «manos a la obra». Como espectadores depende de nuestro retorno que tras este crítico paréntesis podamos seguir soñando envueltos en la oscuridad de una gran sala. Lo espero. La sala también nos espera.
Todo enseña Ana. Y en esta etapa he aprendido a estar más cerca del cine; más cerca desde el sofá de mi casa, esperando la apertura de las salas para acercarme desde la butaca de una de ellas.
Felicidades por estos ocho años, felicidades por tu trabajo. Un abrazo.
Muchas gracias, Marisa. Sabes muy bien, por tu excelente trabajo fotográfico compartido por Internet, que divulgar aquello que creemos que lo merece es nuestra forma de agradecer parte de lo mucho que nos aporta.
Sí, igual que sentir vidas ajenas a través de películas puede ayudarnos a empatizar con otras realidades muy diferentes a las nuestras, la película distópica que nos ha tocado ahora protagonizar debería habernos despertado o potenciado ciertas sensibilidades.
En relación al cine, recordaremos, seguro, de forma especial esa primera película que veamos en una sala comercial en cuanto se pueda. A la magia de aquel otro primer largometraje grabado en la memoria de nuestra infancia, sumaremos este otro.
Salud y gran abrazo.
Felicidades Ana, por tu cumpleblog y gracias por compartir tu entusiasmo y tus conocimientos.
Estos días en la sala de estar de casa nos estamos dando un atracón de pelis… qué remedio más placentero.
Una amiga me envió un enlace para ver La orquesta de los ciegos, me encantó. Por si no la has visto te la recomiendo.
Un abrazo y hasta pronto
Muchas gracias, Julia. Ver una película, como leer un libro, son actos íntimos, de experiencia interior y, a la par, de comunión con lo que se nos trasmite, de ahí que hayan servido para expandir nuestra realidad entre cuatro paredes. No conozco el largometraje que me citas. Tomo nota. Gracias. Ánimo y un abrazo.
Felicidades por el cumpleaños. Si echo la vista atrás, vienen a mi mente películas que marcaron diferentes momentos de mi vida. El cine también ha contribuido en mi crecimiento personal.
Muchas gracias, Anabel. Rememorar las películas que nos han dejado huella resulta todo un flashback de interesantes resonancias. El cine forma parte de nuestra educación sentimental, y en este mundo audiovisual en el que estamos inmersos se erige como una valiosa herramienta pedagógica. Un polivalente medio de expresión cargado de pasado, presente y, no tengo duda, de futuro. Salud, ánimo y abrazo.
Querídisima Ana, enhorabuena.. ¡Ocho años de un blog de calidad con textos trabajados, bien escritos y documentados sobre esta pasión que nos une a todos los que pasamos por aquí: el cine!
Y me parece genial celebrarlo viendo 8 1/2 de Fellini… Y como siempre tus líneas destilan mucho amor al cine. ¡Todos volveremos a vernos en una sala de cine y veremos las películas de nuestra vida! Me estoy acordando de «Splendor» de Etore Scola.
Beso
Hildy
Muchas gracias, Hildy. Sí, cuando nos mueve una pasión, compartirla es una forma estimulante de disfrutarla mucho más. «Splendor», qué gran película homenajeando a las salas de cine como entrañable territorio sentimental. Grande también allí Marcello Mastroianni encarnando al propietario de la sala que daba nombre al largometraje, Junto con «Cinema Paradiso», curiosamente también italiana y rodada un año antes por Giuseppe Tornatore, los dos cantos más memorables a estos tradicionales recintos de sueños colectivos vividos al unísono…
Un beso confiando en que pronto estos espacios vuelvan a acogernos.
Muchas Felicidades, Ana, por esos ocho años de amor incondicional y por este blog que lo homenajea a golpe de teclado y buen hacer. Te seguimos porque nos gusta leerte y, por supuesto, el cine.
Muchas gracias, Pimontes. Un placer el compartir pasión común a través de esta pequeña ventana virtual. Que si bien el acto de ver una película es solitario en sí mismo, poner en común impresiones y percepciones sobre ella, intercambiar opiniones, exteriorizar lo que nos ha resonado por dentro, es otra forma de interiorizarla más, de que crezca gracias a prolongar sus efectos más allá del tiempo de su proyección.
Un beso y ánimo, cada día más cerca de que volvamos nuevamente a vivir la experiencia cinéfila en una gran sala oscura.