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Ofrecer al público algo que no haya visto antes, llevarle a lugares inesperados, premisas que guían la filmografía de Christopher Nolan. Con «Tenet» vuelve a conseguirlo con un megaespectáculo diseñado especialmente para las salas de cine. Por eso sus responsables, ante la crisis mundial del coronavirus, no se plantearon nunca derivarlo directamente a una plataforma. Tras demorar su estreno, previsto inicialmente el 17 de julio, hasta en tres ocasiones, el 26 de agosto llegó simultáneamente a las salas de una treintena de países, entre ellos España. Si ya antes de la pandemia se le consideraba el gran acontecimiento cinematográfico del verano, como superproducción de Hollywood que esperaba revitalizar la taquilla estacional, ahora, más que nunca, va a permitir medir hasta qué punto el gran público está dispuesto a volver a un cine a compartir experiencia fílmica. Como aliciente extra para quienes tenga acceso a ellas, su concepción para salas IMAX o con proyectores en 70 mm.

Personalmente asistí a la sesión de estreno del pasado miércoles de «Tenet» en una proyección en 70 mm y audio DTS en los cines Palafox de Zaragoza y puedo atestiguar que la espera ha merecido la pena.Tenet-Carteles

Un dramático contexto

En mi ciudad, si bien en junio-julio recobraron su actividad las salas de varios complejos comerciales, los cines de referencia para la mayoría de la cinefilia zaragozana no abrieron sus puertas hasta este agosto. El día 7 recuperaron su programación los Palafox y el viernes siguiente los Aragonia. Su dispositivo de medidas preventivas frente a la COVID-19 doy fe que permite sentir seguridad en su interior; y en mi caso en ningún momento he observado comportamientos indebidos entre mi (escasa) compañía durante la mayoría de las proyecciones. Porque, siendo una de esas medidas el contar con un perímetro de distancia asegurada (quedan vacías todas las butacas en torno a la tuya), si antes de la crisis sanitaria la asistencia no solía ser multitudinaria, actualmente el panorama ya es casi ruinoso. Algunos ejemplos personales de mis visionados de este mes:

  • «Under the skin» (Jonathan Glazer), Palafox, VOSE: 5 espectadores.
  • «Dónde estás, Bernadette» (Where’d You Go, Bernadette, Richard Linklater), Aragonia, VOSE: 4 espectadores.
  • «Origen» (Inception, Christopher Nolan), Aragonia, VOSE, en el primer pase de su reestreno por su vigésimo aniversario: 15 espectadores.
  • «Un amigo extraordinario» (A beautiful day in the neighborhood, Marielle Heller), Palafox, VE: 2 espectadores.
  • «La boda de Rosa» (Icíar Bollaín), Palafox, VO, fin de semana de estreno: aforo de unos dos tercios del tercio permitido de su capacidad (sala 6 con 324 butacas totales).

Mantener unos cines con estas taquillas resulta un acto heroico.

Cines-Aviso Bienvenida-Palafox-Zaragoza-Foto Atmosfera Cine

Pantalla informativa de las medidas de seguridad e higiene adoptadas, dando la bienvenida a la proyección. En esta foto, previa al filme de culto, de estreno tardío en España, «Under the skin», película con sofisticadas imágenes y, sobre todo, inquietante banda sonora, creadoras de una atmósfera muy difícil de reproducir en un visionado doméstico

Cines Aragonia-Zaragoza-Origen-Inception-Christopher Nolan-Foto Atmosfera Cine

Foto del luminoso en la entrada de los cines Aragonia tomada la tarde del reestreno de «Origen». No atrajo a demasiado público pero personalmente agradecí mucho la oportunidad de dejarme envolver de nuevo, en un espacio ideal para ello, en el universo de fantasía onírica creado por su director

«Tenet», el esperado imán revitalizador 

En un contexto presente tan desolador, el estreno del undécimo largometraje de Christopher Nolan aspira a rescatar de su hundimiento a la taquilla mundial. Para ir abriendo boca, en el reestreno de «Origen» se proyectan dos breves reportajes: uno sobre los propósitos y repercusión de dicho filme y otro sobre el rodaje de «Tenet», con más de una conexión con la historia de 2010 protagonizada por Leonardo DiCaprio. En ellos, el propio Nolan aporta interesantes apuntes sobre su estilo, como su apuesta por rodar todo lo posible en imagen real, sin efectos especiales, para ofrecer más verosimilitud al espectador, lo que llevó al protagonista de «Tenet» a un intenso entrenamiento físico para, por ejemplo, sus curiosas peleas cuerpo a cuerpo, o a estrellar un genuino Boeing 747 en una impresionante escena en un aeropuerto. Cierto que con los enormes presupuestos de que dispone se puede permitir trabajar a lo grande; de hecho, tras su loa a la autenticidad leo que el no uso de maquetas o artificios digitales en la secuencia del avión se debió a que, en conjunto, sus gastos superaban los que costaba destruir una vieja aeronave real. En cualquier caso, aunque la rentabilidad fuera la principal motivación, el cineasta británico puede sentirse orgulloso de su resultado.

Confirmando las previsiones, «Tenet» se ha colocado en el número 1 de la taquilla en España, desplazando a «Padre no hay más que uno 2», de Santiago Segura, si bien aún le queda mucho recorrido por delante.

El estreno en 70 mm y sonido DTS, un acontecimiento totalmente recomendable

Hasta el pasado martes, Phenomena Experience de Barcelona era la única sala comercial española que podía proyectar en 70 mm (formato de alta resolución que duplica el ancho convencional de 35 mm), habiendo deleitado a su público con títulos clásicos como «Lawrence de Arabia» y nuevos como «Los odiosos ocho» (The hateful eitght), «Interstellar» y «Dunkerke» (Dunkirk). Precisamente, acorde con su cinefilia militante, Christopher Nolan y Quentin Tarantino son posiblemente dos de los cineastas famosos más fervientes en su defensa de los grandes formatos analógicos, en especial el 70 mm (Tarantino aporta sus motivaciones al hilo del estreno de «Los odiosos ocho» en este vídeo de seis minutos subtitulado al castellano). Cierto que ello no está al alcance de cualquiera por lo costoso del material del rodaje, los pocos laboratorios que trabajan ya en fotoquímico y las limitadas salas donde luego proyectar, lo que implica su reconversión en digital para distribuir así la mayoría de las copias.

Entonces, además de las razones románticas, ¿qué otras se esgrimen a favor de un gran formato analógico como este? No solo sus dimensiones envolventes, en el caso de «Tenet» una ratio: 2:20:1 (la relación de aspecto del formato panorámico más común es de 2:35:1), sobre todo su calidad de imagen, con una resolución equivalente a 12K frente a los 2K o 4K del sistema DCP (Digital Cinema Package), y una textura y una paleta de colores más realistas en su captura de la luz. Sutilezas estéticas, podrán decir algunos, y es de respetar tal opinión, pero que la oferta se amplíe siempre será muy positivo, ¿no?Tenet-Format Guide

Por eso estamos de enhorabuena en la capital aragonesa con el hecho de que, desde el pasado día 26 con el estreno de «Tenet», contamos también en los cines Palafox con un proyector con el que disfrutar de este especial formato de exhibición. En su genuina sala 4, inaugurada el 4 de octubre de 1954 con 1250 butacas y la pantalla panorámica para Cinemascope de mayor tamaño en la Europa de aquel entonces. Que tras su reforma en 1997, que dio paso al actual espacio multicines, se redujera su capacidad a 1004 localidades, no le ha hecho perder su doble condición de sala zaragozana con más veteranía y más aforo. De ahí que podamos sentir como todo un acontecimiento que un espacio histórico que acumula el mayor paso de espectadores cinematográficos de la ciudad desde los años 50 del siglo pasado, albergue ahora la posibilidad de seguir ofreciéndonos su magia de sala oscura a través de un sistema de exhibición casi único en nuestro país.

Su proyector de 35 mm ha sido adaptado para la ocasión, implicando un viaje al pasado, ya que con la reconversión al digital cada día quedan menos cabinas con máquinas para montar el tradicional celuloide. Un montaje a mano que exige sumo cuidado, máxime en el caso de «Tenet», con un metraje de dos horas y media repartido en 7 bobinas con un peso total entre los 80-90 kilos. Con el digital programas la proyección y te despreocupas, el analógico requiere una precisa intervención previa (aquí unos videos con la explicación audiovisual detallada) y una supervisión continua posterior. Por eso resultó tan cercano que justo antes de la proyección del filme de Nolan escucháramos en vivo y en directo la voz del proyeccionista anunciándonos el inicio de la sesión y algunas de sus características técnicas: copia analógica en 70 mm recibida directamente de Los Ángeles, una de las dos únicas enviadas a España, en versión original que requiere insertar en pantalla en directo los subtítulos en castellano, y proyectada en ratio 2:20:1 con sonido DTS.

Mención especial para este sistema de audio multicanal, con un efecto de sonido multidimensional que te sumerge irremediablemente en la corriente auditiva que reproduce.

Todo ello al servicio de una experiencia cinematográfica única, inmersiva, que te transporta, inevitablemente, al otro lado del espejo.

Cabina Cine-Proyector celuloide-Foto Atmosfera Cine

Una imagen ya muy rara de ver: una cabina con proyector moderno de celuloide

Tenet-Christopher Nolan-Palafox Zaragoza-70 mm-Foto Atmosfera Cine

Imagen de bienvenida precediendo al inicio del pase inaugural en los zaragozanos cines Palafox de la proyección en 70 mm

Carencias y fortalezas de «Tenet» dentro de una filmografía memorable y el por qué verla en una gran sala de cine

Nolan se ha forjado por méritos propios un espacio entre los cineastas actuales más originales y sorprendentes en su despliegue de argumentos intrincados, escritos por él mismo, con inmenso poder de fascinación. Ello le ha generado casi tantos admiradores como detractores, no dejando nunca a nadie indiferente. De ahí que cada uno de sus nuevos trabajos genere unas expectativas inmensas.

Tomando un instante de la trama de «Tenet», donde marcan la diferencia entre «el qué» y «el cómo», la última obra de Nolan es fiel a su sobresaliente trayectoria, sobre todo en cuanto a uno de sus temas favoritos, su «el qué» más recurrente: su ingenioso juego con el tiempo y el espacio. Ya lo demostró en su debut con el corto de corte kafkiano «Doodlebug» (verlo íntegro aquí), donde coqueteó con el llamado efecto Droste, que veremos incluido expresamente en uno de los carteles oficiales del largo que le consagró, «Memento», donde desarrolló ampliamente su tergiversación de la convencional narración lineal contando su historia desde el final hasta el principio. Su gran admiración por los espacios imposibles y paradójicos de M.C. Escher la plasmó con brillantez en «Origen», donde concibió hasta cinco niveles de trama simultánea a distinta velocidad. En «Interstellar» ilustró conceptos físicos tan complejos como la teoría de las cuerdas y los agujeros negros y en «Dunkerke» alternó con maestría tres acciones bélicas acontecidas en tres intervalos temporales dispares.

Poster Memento-Efecto Droste

Todo un ejemplo del efecto Droste, donde una imagen aparece recursivamente dentro de sí misma

Visto todo su ingenio anterior, en su plasmación de «el qué», «Tenet» no es, ni de lejos, el mejor largometraje de Christopher Nolan. Le falta la profundidad psicológica que distinguió el tratamiento cinematográfico dado al universo de Batman en su trilogía iniciada en 2005, la emoción de las relaciones familiares que vertebraban los relatos de «Origen» e «Interstellar», o sentimientos poderosos que envuelvan a sus personajes como los de pérdida o culpa en «Memento» y «Origen». En su lugar, el personaje encarnado sobriamente por John David Washington (simplemente mencionado como «El protagonista») parece moverse por motivaciones estrictamente profesionales, como un eficaz agente 007 del siglo XXI pero sin su fino humor, y el vínculo protector que establece con Kat (Elizabeth Debicki), la esposa del mafioso ucraniano Andrei Sator (Kenneth Branagh), queda bastante frío. La mayor temperatura a nivel de relaciones la encontramos entre Kat y Andrei, dado que el carácter maltratador de este transmite mucho más miedo que su faceta como peligroso traficante mundial de armas.

A pesar de ello, ¿merece que invirtamos en «Tenet» parte de nuestro tiempo? Si te gusta el cine de escapismo, el cine puro de acción, el cine como una montaña rusa donde no se trata tanto de contemplar el paisaje como de saborear su vibrante viaje, la repuesta es: rotundamente, sí. De hecho, una de las frases estrella de su historia, dirigida al Protagonista a la hora de explicarle su misión y la mecánica que le rodeará es: «No intentes entenderlo. Siéntelo».

Porque la gran fortaleza de «Tenet» es su vigoroso dispositivo formal, «el cómo», la articulación de su peculiar intriga a través de un montaje milímetrico (obra de Jennifer Lame, conocida sobre todo por su trabajo con Noah Baumbach), una banda sonora (firmada por el sueco Ludwig Göransson) de superlativos subrayados y un ritmo torrencial que te atrapa y no te suelta en su laberíntica aventura. James Bond como referente principal, ya en su prólogo que te deja sin aliento, como ha reconocido el propio Nolan al declarar su expreso homenaje al personaje creado por Ian Fleming, cuyo universo le deslumbró cuando lo descubrió a los siete años al ver en el cine «La espía que me amó» (The spy who loved me, 1977). En este sentido, Michael Caine, el actor fetiche de Nolan, en su breve aparición aportará el toque más british y sofisticado en una de las mejores escenas del conjunto. Y del mismo modo que la saga fílmica de 007 se sustenta en su sentido del espectáculo, sin pretensiones intelectuales, el rompecabezas creado ahora por Nolan busca, ante todo, malabares cuánticos aparte, mantenernos con los ojos bien abiertos ante un castillo gigantesco de fantásticos fuegos artificiales. 

Al igual que sucedía con Hitchcock, que incluso en sus títulos menores desplegaba con gran virtud sus habilidades como maestro del suspense, Nolan sabe con «Tenet» envolvernos en su magia de prestidigitador audiovisual en un trepidante circo de tres pistas. Por eso, de la misma forma que el circo en su vertiente de «mayor espectáculo del mundo» no tiene ni el mismo sentido ni la misma fuerza presenciado lejos de su pálpito vivo, que no espere quien vea «Tenet» en su casa o en un espacio disconforme con las condiciones originales de proyección de su creador, aproximarse al impacto para el que eficazmente está concebido.

De ahí que, en esta era de la pantalla global que propugnaba Gilles Lipovetsky, del mundo multipantalla con imperio progresivo de aquellas cada vez más pequeñas, disfrutar de «Tenet» en 70 mm y sonido DTS es puro lujo.

¿Que resulta algo confusa su trama (no tanto como en otros títulos de su director) navegando entre conceptos como entropía, pinza temporal, la paradoja del abuelo o especulaciones varias? Puros Mcguffin al servicio de su potente acción. Lo ideal es vivirla como una experiencia de inmersión total, como zambullirte en las profundidades de un arrecife marino y dejarte asombrar por el multicolor mundo de corales y animales acuáticos que cruzan ante tus ojos… Cualquier intento de análisis en ese mismo momento resta intensidad a la percepción.

Algunos juguetones datos de su intrincada historia 

Sin llegar a revelar datos esenciales que empañen la recomposición de su puzle, los nombres de algunas de sus piezas nos ratifican en la creatividad de Nolan en su faceta de guionista inventor de capas de significados cuyos descubrimientos nos llenan de satisfacción.

Aquí va una brevísima selección partiendo del título de la película: ¿qué es Tenet?

«Lo único que tengo para ti es una palabra: Tenet. Abrirá las puertas correctas y también algunas que no lo son. Empléala con cuidado»

Esta frase pronunciada en el filme no resulta nada esclarecedora a priori… Sí que apreciamos enseguida que el término Tenet es un palíndromo, esto es, que se lee igual de derecha a izquierda que de izquierda a derecha, teniendo en cuenta que el sustantivo palíndromo proviene del griego παλίνδρομος (que corre nuevamente hacia atrás). 

Tenet-Poster

El mundo entero en peligro, ritmos vitales trastocados, personajes con mascarilla… ¿nos resulta familiar?

Las letras de Tenet forman una cruz en su doble disposición en el Cuadrado Sator, un multipalíndromo descubierto por primera vez en 1925 como inscripción en las ruinas de Pompeya (que se cita en la película), y posteriormente en otras excavaciones arqueológicas. Las palabras que la rodean, también legibles en varias direcciones, cuentan, nada casualmente, con su correspondencia en la película: en la intensa secuencia de apertura en la Ópera de Kiev, en los nombres del villano de la función (Sator) y de su empresa (Rotas), así como en la denominación de cierto falsificador (Arepo) de obras de Francisco de Goya…

Cuadrado Sator-Multipalindromo-Atmosfera Cine

He diseñado este Cuadrado Sator porque en este caso una imagen sí que vale más que mil palabras 😉

Existen diversas teorías en torno a este cuadrado, pero no son relevantes aquí. Quien quiera bucear en la parte más racional de «Tenet» seguro que ya dispone de multitud de páginas web donde críticos y público desarrollan impresiones e interpretaciones. El efecto Nolan. Para quien desee información más próxima a su concepción: «The secrets of Tenet: Inside Christopher Nolan’s quantum cold war» (Los secretos de Tenet: Dentro de la guerra fría cuántica de Christopher Nolan), sobre su rodaje y trastienda, con entrevistas a su director y equipo, actualmente en preventa en inglés hasta su lanzamiento este mes de septiembre.

Final, confiando en un continuará

Como en «El truco final» (The prestige, 2006), con su apuesta por «Tenet» Nolan se juega su prestigio como cineasta que sabe conjugar estilo de autoría y popularidad entre el gran público. Ahora toca a este pronunciarse en las taquillas. Confiemos que se cumpla la esperanza en que su estreno devuelva a las salas aforos repletos (dentro de las limitaciones actuales) y sea el inicio de mayores asistencias. De cualquier modo, la responsabilidad no recae únicamente en la capacidad de atracción de su último trabajo, por supuesto. Igual que a «El protagonista» se le asigna la misión de salvar el mundo de un apocalipsis temporal, solo con nuestro retorno mayoritario al cine comercial podremos seguir contando con su oferta en pantalla grande. O eso, o conformarnos con una «nueva normalidad» limitada en lo audiovisual a nuestro microcosmos casero. Personalmente, sigo prefiriendo el ritual colectivo de una gran sala oscura. Y si puede ser con proyección en 70 mm, mejor que mejor. Como decía Norma Desmond en «El crepúsculo de los dioses» (Sunset Boulevard, 1950) en un brillante guiño del guion a la competencia de la televisión: «Yo soy grande. Es el cine el que se hizo pequeño». Seguir disponiendo de salas cinematográficas donde sentir todo tipo de películas como vivencias íntimas es un lujo que no deberíamos menospreciar.

Palafox-Fachada-Foto Atmosfera Cine

En la imagen superior, panorámica de la entrada de los zaragozanos cines Palafox por el céntrico Paso de la Independencia; en la inferior, instantánea del interior de su pasaje comercial con la publicidad de los títulos programados. Si queremos que su cartelera se mantenga iluminada, depende de nuestra respuesta en el retorno a sus salas

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