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No soy de listas, fotos fijas reduccionistas y completamente subjetivas. Pero en este luctuoso 2020 creo oportuno un ejercicio de subrayado de aquellos largometrajes que recomendaría y que volvería a ver ahora mismo como experiencias-paréntesis de unos tiempos reales tan poco gratos de recordar… Sin orden de preferencia, con los dos únicos criterios de haber sido producciones estrenadas este año en cines o en plataformas y de la cronología de meses en que las vi.

«La flor», de Mariano Llinás (Argentina)

Comienzo haciendo una pequeña trampa, pues se trata de un largometraje estrenado completo en su país y en diversos festivales en 2018, si bien su director, el argentino Mariano Llinás, como muchos otros artistas durante el confinamiento decidió poner su granito de arena a la extraordinaria situación y permitió este año su exhibición online gratuita o bajo suscripción. En España pudimos verlo en Filmin en tres partes, tal cual fue concebido para su proyección en salas dado su especial metraje, ¡casi catorce horas! Film río rodado a lo largo de casi diez años como obra única pese a su particular estructura en seis historias independientes, con el único nexo en común de sus cuatro actrices protagonistas, que ofrecen un recital de personajes en géneros tan diversos como el terror, el melodrama romántico, el policíaco de serie B, la vanguardia experimental… Un homenaje a la multidimensionalidad del cine y a quienes le dan rostro que, en su lúdica propuesta barajando la parodia con lo metalingüístisco, me evadió de forma especial de los duros comienzos del estado de alarma. 

¿A quién lo recomendaría? A cualquier paladar cinéfilo ávido de experiencias fílmicas atípicas que no le asuste un metraje maratoniano (mucho mejor que una serie cualquiera).

Ojalá se llegue a estrenar en España en salas. A la espera de ello, foto de la edición alemana en DVD que he terminado comprándome para poder paladear nuevos visionados. ¡Sí, ya dije que soy del clan de quienes repiten!

La flor-Mariano Llinas-DVD-Foto AtmosferaCine

«My Mexican Bretzel», de Nuria Giménez Lorang (España)

Una vuelta de tuerca fascinante al subgénero del material encontrado (found footage) que edifica una insólita construcción en capas, demostrando que lo verosímil puede abordarse por senderos muy diversos.

Escribí ampliamente sobre él en este reportaje sobre el D’A Film Festival Barcelona.

¿A quién lo recomendaría? A cualquiera que le guste dejarse sorprender por una ingeniosa prestidigitación audiovisual.

Con ocasión de su estreno este diciembre en salas, en un pase-evento en mi ciudad volví a verlo con el lujo añadido de contar con su directora, Nuria Giménez Lorang, que en un sustancioso coloquio nos desveló parte de su ardua labor de selección: de las 29 horas de metraje doméstico descubierto en el sótano de una casa familiar a los 73 minutos finales. Más la trabazón de su historia. Resultado: puro diamante audiovisual. 

Sigue su proyección en salas, donde poder asistir al diario íntimo de su protagonista, Vivian Barrett, apreciando plenamente el magnífico trabajo de tratamiento del color y del sonido ambiental.

My Mexican Bretzel-Nuria Gimenez Lorang con Carlos Gurpegui-Aragonia-Foto AtmosferacineMy Mexican Bretzel-Nuria Gimenez Lorang con Carlos Gurpegui-Aragonia-Foto Atmosferacine-02«Video Blues», de Emma Tusell (España)

Contemplar parte de tu pasado a través de las grabaciones de tu padre e iniciar un diálogo con los sentimientos que te provocan, aventurándote a un viaje a lo profundo de tu ser entre evocaciones y nuevos registros. Un filme donde su directora apuesta por un íntimo trabajo de disección de la imagen envolviéndolo en una cálida reflexión sobre la diversidad de percepciones y la mutabilidad de nuestra propia perspectiva con el paso del tiempo.

Visto en Filmin, como parte de la programación online del D’A Film Festival Barcelona, me entusiasmó tanto que escribí mis impresiones más ampliamente en este artículo.

¿A quién lo recomendaría? A toda persona que valore la memoria familiar como parte de su rico legado personal.

«Las niñas», de Pilar Palomero (España)

Un retorno semibiográfico de su directora a su transición entre la niñez y la adolescencia, allá por el año 1992 en Zaragoza, que sirve como lúcido retrato de un tiempo pleno de contrastes, entre la tradición heredada y una modernidad incipiente. La educación como savia, la familia como raíz y la libertad como la atmósfera precisa para florecer con aroma propio. Y los ojos de Celia (Andrea Fandos) como una de las más hondas miradas infantiles del último cine español.

Visto en el cine, manteniéndose en algunas salas.

¿A quién lo recomendaría? A las generaciones jóvenes que quieran conocer un pasado que está a la vuelta de la esquina y a las que vivieron aquellos años y quieran rememorar sus luces y sus sombras.

«Emma», de Autumn de Wilde (Reino Unido)

Nueva adaptación de la novela clásica de Jane Austen que, sobre una siempre de agradecer elegantísima puesta en escena de época, brilla desde su arranque con una juguetona banda sonora que apunta ya el pizpireto tono de su conjunto. El humor aportado por todo el elenco, con Anya Taylor-Joy al frente, suaviza el almíbar de su receta y la transmuta en refrescante y deliciosa menta.

Visto en el cine, perdurando en diversas salas.

¿A quién lo recomendaría? A cualquier amante de la comedia y de las dramaturgias exquisitas.

«Para Sama» (For Sama), de Waad al-Kateab y Edward Watts (Reino Unido)

Filmar como acto de resistencia. Filmar como acto de amor dentro del horror de una guerra (Siria). El cine como poderosa herramienta de denuncia y de supervivencia. Uno de los relatos cinematográficos más conmovedores sobre la destrucción bélica, sufrida por la población civil, y sobre el compromiso individual y colectivo por conseguir un futuro mejor.

Visto en cine, producción de 2019 estrenada en España con un año de retraso.

¿A quién lo recomendaría? A todo el mundo, sobre todo a quienes se sienten cansados de esta pandemia conservando su salud y teniendo sus necesidades básicas cubiertas.

«Sin señas particulares», de Fernanda Valadez (México)

«A los migrantes. A sus viajes llenos de sueños y promesas. A las familias de los desaparecidos». Esta dedicatoria, que aparece al final de la película, sintetiza a la perfección su valor como testimonio social, envuelto en un realismo mágico donde las fuerzas telúricas se fusionan con las miserias humanas. La búsqueda de un hijo por parte de una madre coraje que nos transporta a un mundo tan ásperamente cruel como oníricamente misterioso, solo redimido por los gestos solidarios.

Visto en cine, con uno de esos finales difíciles de olvidar cuando se encienden las luces.

¿A quién lo recomendaría? A quienes son conscientes del poder de la resiliencia y no les importa mirar de frente realidades silenciadas.

«Palabras para un fin del mundo», de Manuel Menchón (España)

Una revisión crítica de la versión oficial franquista de la figura de Unamuno que brilla por su construcción como relato detectivesco que va desarticulando numerosos artificios que mueven al poder. Desde su inicio, encadenando el aparente celuloide antiguo con copos de nieve (bellísima metáfora visual de las huellas del paso del tiempo ligadas a los mecanismos de registro audiovisual) hasta los créditos finales con fragmentos de la pintura mural «El cielo de Salamanca», borda su carácter de obra artística como especulación histórica.

Visto en cine y a partir del 31 de diciembre disponible en Filmin.

¿A quién lo recomendaría? A quienes quieran profundizar sobre la controversia que rodeó a uno de nuestros más grandes intelectuales y/o asistir a un documental de investigación ejemplar.

«Beginning», de Dea Kulumbegashvili (Georgia)

Un filme donde su opción estilística (con ecos de Ozu, Dreyer, Tarkovsky y Haneke) actúa como pólvora que recorre la trama de una mujer menospreciada, difuminada en el servicio a los demás, hasta conducirnos a su particular big bang. Una historia donde la distancia de enfoque potencia la violencia y donde lo individual contiene una inusual carga social. Un constante desafío a nuestra mirada como espectadores que concluye con un plano alegórico de antología.

Visto en cine, proyectándose todavía en algunas salas.

¿A quién lo recomendaría? A quienes no busquen ni la convención ni un ritmo fácil. La amas o la detestas, sin medias tintas.

«Soul», de Pete Docter y Kemp Powers (Estados Unidos)

La película melliza de «Inside out» (Del revés, 2015). Si en aquella se trataba de las emociones, en esta su centro es el sentido de la vida. Estéticamente deslumbrante, con el habitual despliegue de fantasía que caracteriza a su factoría, su combinación de recreación naif del más allá, drama existencialista, slapstick, viaje iniciático, comedia de pareja dispar y tributo al jazz, fluye como en las arrebatadas interpretaciones musicales de su protagonista. Sin ser lo mejor de Pixar, su productora vuelve a enamorarnos.

En Disney+ desde el pasado 25 de diciembre.

¿A quién lo recomendaría? A cualquier persona adulta sin prejuicios por la animación y por enseñanzas vitalistas no por obvias menos necesarias.

Con «Soul» y su fábula sobre los peces (seamos capaces de disfrutar del agua que nos rodea) pongo mi punto y seguido a un listado que podría ser más largo (y tan parcial como mi experiencia de visionados, pues muchos otros títulos interesantes se me han escapado) pero que forma parte ya de lo mejor que me ha deparado este distópico 2020.

Y tú, ¿qué títulos incluirías en tu personal relación?Yo voy al cine-Lo mejor de 2020