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La noche del sábado 12 de agosto de 2017, a los noventa años, falleció en su domicilio Ramón Perdiguer Pallarés. En su ADN rebosaba su amor por el cine. Tuvo la fortuna de multiplicarlo gracias a la complicidad de otros entusiastas como él. El pasado febrero se cumplió un cuarto de siglo de la tertulia cinematográfica que lleva su apellido, la más antigua de España, que preserva así lo que comenzó siendo una animada reunión de apasionados del séptimo arte en un entorno muy especial: unas bodegas históricas en pleno corazón de Zaragoza.

José Laporta Oller, uno de los trece primigenios participantes de esta tertulia, secretario de la misma y memoria viva y minuciosa de toda su trayectoria, nos recuerda cómo surgió y el papel que ha desempeñado en la vida cultural aragonesa.

Quiero destacar que este artículo se nutre de varias vivencias: la de estrenar este año la experiencia de sus ricas tertulias y la de haber visitado hace unos días las bodegas escenario de sus primeros tiempos. Mi agradecimiento especial a José Laporta por su generosidad en hacerlo posible.

Origen (Inception)

José Laporta: En octubre de 1996 estaba prevista la celebración en Zaragoza del centenario del cine español. A Ramón Perdiguer se le ocurrió que sería una oportuna ocasión de iniciar una tertulia con gente cinéfila. Yo lo había conocido en un acto cultural en el Paraninfo a través de un compañero de trabajo que era amigo suyo: Víctor Arribas. Ramón, sabedor de nuestra cinefilia, nos convocó a ambos junto a un grupo de sus amistades para esa primera tertulia en las bodegas de su negocio familiar: las Bodegas Perdiguer, de larga tradición, ubicadas en la calle San Pablo nº 39, en pleno casco histórico urbano. En febrero de 1996 celebramos nuestro primer encuentro, que se repetiría el último sábado de cada mes, siendo trece miembros. En principio nos vimos en una pequeña estancia de las bodegas, si bien, al ir sumando participantes y sobrepasar la veintena, tuvimos que trasladarnos a otra contigua mucho más amplia.

Formadas por un laberíntico complejo de galerías de heterogéneos tamaños, doy fe de las grandes posibilidades de estas bodegas, a las que accedes tras bajar unas estrechas escaleras metálicas. Lo mejor, la suma del agradable y envolvente aroma de vino y su confortable temperatura (en la calle impera una feroz canícula). No obstante, esto último también conlleva sus desventajas…

Las bodegas conservan, claro, una temperatura ambiente estable, muy grata para estas fechas pero con sus inconvenientes en otras. Para el invierno teníamos que colocar un cañón de aire caliente que terminábamos siempre por apagar porque su ruido ahogaba las conversaciones, así que transcurrido un rato era inevitable la sensación de frío. Al cabo de varios años Ramón encontró una alternativa perfecta cuando se enteró de que vendían un piso junto a la tienda de vinos, en el portal contiguo de la calle San Pablo, en una primera planta. Para acceder, subías un tramo de escaleras, bajabas otras y atravesabas un patio interior al aire libre. Su superficie total de unos 100 metros cuadrados era básicamente diáfana, con una mesa larguísima en torno a la cual nos reuníamos. Como habitaciones, únicamente un pequeño baño y una pequeña cocina, de la cual solo usábamos el frigorífico para guardar las bebidas (cortesía de las bodegas) y el refrigerio que comprábamos entre todos los asistentes para cada tertulia. Ramón, tras la experiencia de las bodegas, lo habilitó bien colocando parqué, calefacción y aire acondicionado. Específicamente lo usó para nuestras tertulias, como despacho y para reubicar todo su ingente material como coleccionista de cine, hasta entonces almacenado en otro piso que tenía alquilado en la Plaza de San Pablo.

Un espacio expositivo con solera

Las bodegas de nuestras primeras reuniones también se usaron como espacio para numerosas muestras y exposiciones. En algunas fuimos público, como en la dedicada a “Etiquetas de vino y espumosos”, de la que aún conservo algunas que podías llevarte gratuitamente a la salida. En otras intervinimos como actividad de la tertulia. Entre ellas:

“Cine de terror 1918-1939”, con una segunda sede en los cines Renoir Audiorama, celebrada entre el 26 de febrero y el 27 de marzo de 1999.

“Woody Allen, un día en Nueva York”, con fotos originales del periodista de Heraldo de Aragón Ramón J. Campo correspondientes a un rodaje del citado cineasta. Pudo verse entre el 7 y el 31 de mayo de 1999.

En el año 2003 y siguientes se promovieron varias en colaboración con la Asociación Cultural Mesaches, caso de una dedicada a los juguetes y la Navidad, otra a la historia del ferrocarril vinculada al cine (en la que asimismo participó la desaparecida Casa del Cine, ubicada en el barrio zaragozano Delicias) o la que se ocupaba de la vida en la Edad Media.

Como Tertulia también hemos organizado exposiciones en otros lugares, como en los zaragozanos Centro de Historias y Centro Joaquín Roncal.

Bodegas Perdiguer-Tertulia Cine-Exposicion Tren

Bodegas Perdiguer-Tertulia Cine-Exposicion Edad Media

En las bodegas de la calle de San Pablo aún se conservan restos de las exposiciones promovidas por la Tertulia Cinematográfica Perdiguer

Bodegas Perdiguer-Tertulia Cine-Greta VS Ramon-Exposicion

En el centenario del nacimiento de la actriz sueca Greta Garbo una exposición la vinculaba con uno de sus mayores admiradores y conocedores de su obra: Ramón Perdiguer. Un doble homenaje

Presencia dinamizadora continua

La Tertulia progresivamente fue extendiendo su actividad más allá de los encuentros mensuales, participando de una forma u otra en todos los festivales de cine aragoneses, ya como jurado o como colaboradores divulgando sus contenidos, al margen de los miembros que participan a título individual presentando creaciones propias. El propio Ramón Perdiguer animó a la creación de las Jornadas de Cine Mudo de Uncastillo (las primeras de este tipo en España y de las pocas por aquel entonces en Europa) tras una charla que impartió allí en homenaje a la actriz Inocencia Alcubierre, a la que se consiguió invitar a sus descendientes. Por eso, tras fallecer Ramón se instituyó un premio con su nombre que entrega algún miembro de la tertulia. 

Desde 2001 hemos impartido con regularidad charlas cinematográficas en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés. También en otros espacios. Siempre hemos prestado colaboración allá donde nos la han solicitado (ver aquí una de las últimas, con ocasión de la celebración en Sos del Rey Católico del centenario del nacimiento de Berlanga).

José Laporta es un torrente de anécdotas y de saber cinéfilo, y reconoce la relación más que de amistad, fraternal que le unió con Ramón Perdiguer, de quien escribió sumaba «generosidad, sabiduría, humildad y bondad». También se le nota la satisfacción por la cantidad de personas valiosas que han pasado por la tertulia en estos veinticinco años. No omite su heterogeneidad, pero incluso la natural disparidad de opiniones no ha empañado la ilusión por seguir intercambiando pareceres en cada encuentro sobre el último cine visto, ya en salas comerciales o en los festivales a los que acostumbran a viajar en cuanto pueden.

En definitiva, una pequeña gran familia cuya pasión común se sitúa por encima de todo.

Para conocer más de la Tertulia y de sus integrantes:

Tertulia Cinematográfica Perdiguer: 10 años.

El arca de Ramón Perdiguer.

Homenaje por su 20º aniversario en el Festival de Cine de Zaragoza de 2016 (vídeo íntegro aquí).

La tertulia Perdiguer cumple 25 años de amor al cine.

25 años de pasión por el cine.

También recomendar estos dos cortometrajes, donde Ramón Perdiguer comparte sus recuerdos cinéfilos y en cuyos créditos aparece una relación de los entonces integrantes de la tertulia:

10 minutos de cine con Ramón Perdiguer (2016)

Ramón Perdiguer. Coleccionista de sueños (2018)

Tertulia Cinematografica Perdiguer-Mayo 2021-Centro Joaquin RoncalEl signo de los tiempos: arriba, foto de los asistentes a la tertulia del pasado mes de mayo en su sede actual, el Centro Joaquín Roncal-Fundación CAI. Con mascarilla y poca concurrencia tras el obligado paréntesis de inactividad de más de un año, aunque tras el verano se espera recuperar mayor presencia. En todo caso, se mantiene siempre un gran nivel de intervenciones, un análisis fílmico que permite que veamos las películas comentadas desde otros ojos; la riqueza de la diversidad. Pervive también una dinámica que enseguida se incorporó en la tertulia: iniciarla con los obituarios y centenarios cinematográficos del mes y con una relación de noticias de actualidad, aunando mirada al pasado y al presente.

Hoy es viernes 13, fecha de mala suerte según ciertas culturas, por ello tomada como título de una popular saga cinematográfica de terror. Las supersticiones siempre han dado mucho juego en la pantalla grande, si bien en el caso de la tertulia que nos ocupa, siendo trece el número de sus primeros asistentes, este se tornó en motivo de fortuna: la fortuna de iniciar un grupo verdaderamente de película. Seguro que Ramón Perdiguer y los demás contertulios originales que ya se fueron, entre nubes de celuloide y luces de sus admiradas estrellas, se alegran de que aquel Érase una vez una tertulia que protagonizaron, continúe cada mes. Pues al igual que en las bodegas se preserva y enriquece el vino, una tertulia como esta contiene la virtud de saber transmitir los motivos por los que amamos el cine.

Bodegas Perdiguer-Jose Laporta-2021-Tertulia Cine