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Que tres mujeres profesionales del mundo del cine de muy diversas trayectorias y edades, compartan su experiencia e impresiones en torno a temas tan candentes como la conciliación de la vida profesional y familiar, las asimetrías y brechas del mundo audiovisual o los retos para superarlas, puede resultar muy revelador para comprender, desde dentro, lo que podría ser la utopía-brújula para alcanzar en este ámbito una mayor igualdad y equidad. Así lo vivimos el pasado 3 de noviembre con Mercedes Gaspar, Verónica Sáenz y Carlota Gurpegui en la mesa redonda “Aragón y cine en femenino”, enmarcada en el ciclo «Arte, igualdad y mujeres: confluencias feministas«, organizado por la Comunidad Aspasia, proyecto promovido por el LAAAB y que se sintetiza en la integración de 3 conceptos: Participación + Feminismo + Comunidad.

En representación de Mujeres y Cine, tuve el placer de coordinar dicha mesa, que estructuré en varios bloques encabezados por nombres con guiños a películas dirigidas por cineastas como Céline Sciamma, Lynne Ramsay, Isabel Coixet, Paula Ortiz, Ana Mariscal, Sarah Polley y Lotte Reiniger.

Retratos de unas mujeres en llamas (de la creatividad cinematográfica): conociendo a Mercedes Gaspar, Verónica Sáenz y Carlota Gurpegui.

Mercedes Gaspar, nació en Zaragoza y se crio desde pequeña en Calanda, la cuna de Buñuel, con quien comparte gusto por el surrealismo. Se licenció en Geografía e Historia y en Ciencias de la Información (rama imagen y sonido), además de cursar estudios en dirección escénica de teatro, en solfeo y piano. Empezó profesionalmente como realizadora en TVE y pronto se lanzó a la creación de cortometrajes y programas de radio plenos de provocación. Ha ejercido como directora, productora y guionista. Ha realizado exposiciones de fotografía, videoarte e instalaciones. Escribe poesía, cuento y teatro. Ha sido docente en diferentes Universidades e instituciones. Puede decirse que ha tocado un montón de palos del ámbito artístico, por su inquietud general por el arte. De ahí que fuera tan acertado el título del libro que le dedicaron Mercedes Miguel Borrás y Alberto Úbeda-Portugués, publicado en 2011 en el marco del Festival de Cine de Madrid-Plataforma de Nuevos Realizadores, que le rindió un homenaje: «Mercedes Gaspar, una cineasta total«.

Recién instituido el premio Goya en la categoría de Mejor cortometraje de animación en su IX edición celebrada en 1995, fue su primera ganadora con “El sueño de Adán”. En los dos años siguientes fue nuevamente nominada en esta categoría por “Las partes de mí que te aman son seres vacíos” y por “Esclavos de mi poder”. Títulos que conforman una trilogía animada, con gran carga simbolista e iconográfica, que es solo parte de una extensa filmografía en el cortometraje combinando las laboriosas técnicas de stop motion y pixilación (animación de personas). Para ilustrarlo, vimos un fragmento de uno de estos cortos y también el tráiler de su debut en el largometraje: “Huidas”, donde, siguiendo a su protagonista China, una exitosa fotógrafa norteamericana que regresa a España por el funeral de su padre, la acompañaremos en una búsqueda de identidad plena de avatares.

Mercedes Gaspar_Huidas_Largometraje

Le preguntamos sobre su trayectoria en el universo de la animación (precisamente este año Filmoteca Española le dedicó una retrospectiva) y sobre “Huidas”, una película en clave de cuento con toques terroríficos que, estrenada en 2014, integraba muchos temas que siguen de plena actualidad, como la violencia de género, los maltratos en la infancia, la inmigración o el activismo feminista (disponible actualmente en Amazon Prime).

M.G.: Yo venía del mundo de la realización en televisión, donde solo existía la animación de dibujos, pero me lancé a este otro tipo de animación con un equipo con el que fuimos aprendiendo a base de visionados de otros cortos y de mucha experimentación personal, construyéndolo todo gracias al esfuerzo de un gran número de gente, muchos procedentes de Bellas Artes. Mi primer corto fue “Su primer amor”, que recibió numerosos premios, lo que nos permitió terminar años después otro que habíamos comenzado antes, El sabor de la comida de lata”, porque trabajábamos en varios conforme disponíamos de recursos. Nuestro tipo de animación precisaba muchas horas de rodaje; en “El sueño de Adán”, por ejemplo, usando la pixilación, el actor tuvo que aguantar mucho tiempo quieto tumbado en la cama para conseguir efectos como el de la respiración, que a mí me interesaban especialmente porque buscaba recrear un mundo onírico que requería un ritmo lento.

Realmente, estoy vinculada al arte desde siempre, en movimientos asociativos. De adolescente ya pertenecía a un grupo amateur de teatro, actuando y escribiendo textos que representábamos. Cuando comencé a filmar en 35 mm era relativamente fácil encontrar espacios cedidos gratis o a bajo alquiler para rodar. Ahora, aunque el rodaje en digital es más asequible, el resto de cuestiones son más complejas y costosas y es más difícil sacar todo adelante si funcionas de forma independiente. Luego está el tema de la distribución y de las agencias de venta, por ejemplo, en festivales, que debes controlar bien si quieres conseguir un buen lanzamiento. Hay que saber integrar arte e industria para poder avanzar. En «Huidas» fue fundamental para terminarla poder contar con muchos colaboradores y, después, en su trayectoria en festivales, donde ha conseguido más de cien reconocimientos, me ha sorprendido con reacciones como las de Indochina, donde más premios ha obtenido, lo que me ha permitido conectar con países de los que poco sabía. Esto me constata que con el cine se aprende siempre, y aprendes también de la lectura que hace la gente de tu obra, sobre cómo la vive, algo que me encanta.

Verónica Sáenz, zaragozana, es licenciada en Comunicación Audiovisual. Ha cursado postgrados en Dirección de cine y tecnología así como en Guion de cine. Ha trabajado en el equipo de dirección de series como Cuéntame cómo pasó” e “Isabel”, y ha sido guionista y directora de diversos cortometrajes y videoclips. En 2021 fue seleccionada por Netflix España en su Programa de Apoyo a Directoras Audiovisuales.

Destacar especialmente de su trayectoria:

– El guion y dirección de “Gurs, historia y memoria”, largometraje documental que nos descubre el mayor campo de refugiados españoles construido tras la Guerra Civil en Francia, con el que subraya la necesidad de recuperar la historia para conformar la memoria. Una película donde se cruzan los crudos testimonios de personas que vivieron allí el exilio, con el sentir de jóvenes estudiantes que lo visitan hoy, a lo que suma una reflexión sobre cómo la historia se repite con el apunte del conflicto sirio, de plena actualidad al concluir el rodaje. Conducida por las voces de Luisa Gavasa y María José Moreno y cerrando con el “Canto a la libertad”de José Antonio Labordeta en una versión esperanzadora de China Chana, una frase dicha por uno de sus veteranos protagonistas se me quedó especialmente grabada: Para que haya reconocimiento, tiene que haber previamente conocimiento”. En la sesión proyectamos su tráiler, advirtiendo que cabe su visionado íntegro actualmente en RTVE Play.

– Su proyecto televisivo del spin-off “Maitino”, composición de los nombres Maite y Camino, dos personajes de la serie “Acacias 38”, cuya historia de amor ambientada en la España de principios del siglo pasado ha sido todo un fenómeno social que ha trascendido fronteras, de forma que sus fans han promovido hasta campañas de reivindicación de serie propia, lo que demuestra el valor de la voz del público en demandar lo que le interesa.

De estos dos trabajos, Verónica nos compartió lo siguiente:

V.S.: Sobre el campo de refugiados de Gurs, os invito a realizar turismo de memoria, ya que está a poco más de una hora cruzando la frontera francesa. Los primeros que me hablaron de él fueron Anabel Beltrán y Fernando Yarza, luego productores del documental. Fui a una visita guiada con el grupo al que daba clases de inglés Fernando y me sorprendí muchísimo por descubrir a mi edad un lugar del que no había leído nunca nada. Luego me fui enterando de historias en mi propia familia que habían sido silenciadas por ser amargas, lo que despertó mi curiosidad y me llevó a investigar. Así comenzó el proyecto del documental, que ideé con un componente didáctico para que llegase también a la gente más joven, de ahí que incluyésemos fragmentos de animación creados por Paco Roca, Premio Nacional de Cómic y autor de «Los surcos del azar» (novela gráfica que trata la historia de La Nueve, la compañía de republicanos españoles que combatió contra el nazismo bajo mando francés). Una vez concluido, «Gurs, historia y memoria», tuvo una muy buena acogida entre todo tipo de público y hemos podido divulgarlo tanto en España como en el extranjero en interesantes sesiones con público en las que siempre han surgido historias curiosas de gente que había conocido el campo o incluso pasado por él y de otra que se extrañaba de, habiendo vivido esa época, no tener ni idea de su existencia. Algunas de esas historias particulares pueden leerse en su página de Facebook. El colofón fue su difusión en TVE, donde aún puede verse. Si bien, ante todo, como ya he comentado, os invito a que descubráis en persona el campo visitándolo en una auténtica ruta por la memoria.

Actualmente, en San Sebastián se exhibe la muestra “Indésirables. Del bombardeo al campo. Trayectos del exilio” (hasta el 13 de enero de 2023), que reúne una selección de dibujos que nos muestran el campo desde la mirada de los propios refugiados, y que conecta con la exposición que pudimos ver, comisariada por Fernando Yarza en 2020-2021 en el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza, bajo el nombre “Dibujos de la Fundación Elsbeth Kasser: Retrato de un campo de internamiento. Gurs 1939-1944”. Una exposición que ponía la piel de gallina permitiendo contemplar las duras condiciones del campo desde las ilustraciones de muchos artistas internos, que se conservaron gracias a la enfermera Elsbeth Kasser, conocida como el ángel de Gurs.

 Sobre “Maitino”, todo comenzó con mi trabajo como script en la serie “Acacias 38”, de La 1 de TVE, donde se desarrolló, como una de sus tramas, la historia de amor prohibida, en 1914, entre una profesora de dibujo y su alumna, que terminan marchándose a París para poder vivir juntas. Así finalizó en la serie, pero el público seguidor de Maite y Camino se sintió decepcionado y reclamaba una continuación. De ahí surgió una solución económica: un pódcast interpretado por sus dos actrices, del que me encargaron la dirección y que terminó siendo un gran éxito. Y ello a pesar de que el guion volvía a caer en el tópico de ser perseguidas en París por su orientación sexual, pues creo que hemos llegado a un momento en que debemos sentirnos responsables de romper ciertos roles; en este caso, no reincidir en las dificultades por ser lesbiana, sino abordar otras que pueden afectar a cualquiera, como el desamor, el no conseguir trabajo, o tratándose de artistas, que les plagien sus obras o que no se las valoren como se merecen… Tras el pódcast recibí muchos mensajes de gente agradecida por contar con la trama de Maitino como referente, sobre todo de Latinoamérica, lo que me subrayó la necesidad de que esta no concluyese, dándole una nueva vida en la escritura del guion para un spin-off televisivo. En él, Maite y Camino, al estallar la II Guerra Mundial, formaban parte de un equipo encargado de sacar obras del Louvre, de autoría femenina, con lo que conformaban un glosario de historia del arte contando con ellas. De esta forma incluía una crítica sobre la invisibilización de muchas mujeres artistas, que han existido siempre y han interactuado con sus colegas varones, influyéndose mutuamente, solo que después en la historia que nos ha llegado se las ha borrado. El guion no fue acogido por ninguna productora así que tuve que abandonar el proyecto. Solo que el fandom, conociendo que existía un proyecto, empezó a manifestarse masivamente por las redes para que saliera adelante, llegando a ser trending topic en Twitter durante dos años consecutivos. Así que en una Navidad se me ocurrió, usando la canción de Mariah Carey “All I want for Christmas is you”, escenificar en mi Instagram con una carta a los Reyes Magos mi deseo de que se materializase el spin-off de Maitino. Y eso motivó a que dicho fandom lo recrease con un bombardeo de cartas físicas a la sede de TVE pidiendo ese spin-off, lo que llevó incluso a que apareciese en el espacio del Defensor del Espectador del programa RTVE Responde, en el que se declara que lo valorarán. Como tampoco prospera, las seguidoras no se rinden y promueven una gran pegada de carteles por todo Madrid reclamándolo, colapsan el correo electrónico del Defensor del Espectador con sus emails y, finalmente, financian un cartel gigante enfrente de los estudios de televisión. Tras todo esto, parece ser que están receptivos a que el proyecto vea la luz, aunque todavía quede en el aire cuál será su contenido, que a mí me gustaría aprovechase el contexto histórico para una trama que apostase por la diversidad y la inclusión.

Carlota Gurpegui, zaragozana, desde temprana edad hizo sus pinitos en la interpretación en diversos cortos y apareciendo en el largometraje de Paula Ortiz “De tu ventana a la mía”, si bien se dio a conocer por su personaje de “Las niñas”, el exitoso debut en el largo de Pilar Palomero, que entre otros galardones, se alzó con cuatro premios Goya (al frente, el de mejor película) en la edición celebrada en 2021. Carlota el año pasado saltó a la televisión encarnando a Paula en la segunda temporada de “HIT”, serie juvenil de TVE en torno al mundo de la educación donde prima una representación plural y diversa de la adolescencia de hoy, lo que le ha permitido una nueva experiencia como actriz en una trama coral rodeada de gente de su edad. Vimos un breve video de algunas de las escenas de su capítulo 6, «Autoestima», que protagonizó de forma especial.

A continuación, Carlota nos habló sobre su experiencia interpretativa en «Las niñas» y en la citada serie «HIT».

C.G.: El casting de “Las niñas” se desarrolló en Zaragoza y Barcelona. Las seleccionadas tuvimos que superar varias pruebas de interpretación con una variedad de actitudes que nos iban indicando, con lo que ya iban apreciando nuestros perfiles dominantes y cómo encajaban con los personajes. Pilar Palomero es una persona muy dulce y generó ya entonces muy buen ambiente, nada que ver con otros casting mucho más formales. Antes de empezar a rodar hubo un preparatorio con Rubén Martínez en el que empaparnos del ambiente del año 1992, en que se situaba la película, escuchando mucha música que sonaba entonces (como Hombres G, Héroes del Silencio y Los niños del Brasil), dejando de un lado los móviles, llevando la ropa de aquella época (ahora, de hecho, sigo llevando alguna, pues siempre se te queda algo de un personaje que has interpretado con cariño)… Terminamos construyendo nuestros papeles sumando todos los matices que nos iba aportando Pilar, así como gracias a las conexiones previas que facilitó se forjasen entre las seis actrices niñas de la historia, lo que derivó en que, aun siendo muy diferentes entre nosotras, lo pasáramos muy bien durante todo el rodaje. Además, mis cinco compañeras son unas chicas maravillosas, muy ocurrentes. Y en relación a la historia que recreamos, entre lo que más me llamó la atención, por ejemplo al hilo de la escena con el preservativo, fue el cómo se vivía entonces la sexualidad, de qué forma tan equívoca. Por fortuna, ahora se han superado muchos tabúes y tenemos mucha más información, que permite en temas como el de la diversidad sexual un mayor entendimiento y que la gente se acepte como es.

La película en conjunto fue una experiencia muy bonita. Se contó con un equipo muy guay, en el que Pilar consiguió que existiera un alto porcentaje de mujeres trabajando, muy maternales con nosotras. En este sentido, Pilar es muy cuidadora, muy atenta y observadora, y creó un gran ambiente de crecimiento para nuestros personajes y con el resto del equipo, lo que pienso obtuvo sus frutos en una película que busca que el público se identifique con lo que sucede.

Sobre la serie «HIT», a diferencia de «Las niñas», cuyo rodaje fueron dos meses, supuso estar trabajando cinco meses en Madrid, donde me fui a vivir sola, tras convencer a mis padres de que era capaz de ello. El casting ya fue muy diferente, de forma que cuando llegué para empezar a grabar no sabía realmente con qué compañeros, de los que había compartido pruebas, iba a volver a coincidir. Del conjunto de reparto joven, yo era la menor (cumplí en esos meses los dieciséis). Antes del rodaje celebramos varias reuniones con los directores de la serie: Joaquín Oristrell, Elena Trapé y Polo Menárguez, que nos hablaron de nuestros papeles, así como con la estilista Cristina Rodríguez, que nos facilitó la ropa, momento en que me encontré con que me tocó caracterizarme con una que no me esperaba para nada, pero que me sirvió para entrar en el personaje de Paula, tan diferente a mí; y eso es parte de lo que más me gusta de mi trabajo como actriz, poder experimentar con sentimientos de personalidades muy alejadas de la mía. De los ensayos recuerdo que Marisa Lull, nuestra coach de actuación, nos dio muchas claves de interpretación, a través de ejercicios físicos, de confianza, de plasmación de imágenes de nuestros sentimientos en el otro, en una especie de juego de espejos. Y sobre el rodaje, comprobé que es mucho más rápido que el de una película, dándote el guion de cada actuación con poca antelación, con lo que precisas entrar pronto en materia para ir siguiendo su ritmo. De todos modos, Joaquín Oristrell, el creador de la serie, coguionista y codirector, sabía llevar la tranquilidad al rodaje, solucionando enseguida los imprevistos e inconvenientes, contagiándote esa tranquilidad y transmitiéndote su seguridad de que lo ibas a hacer bien. Lo que me vino ya estupendamente en la primera escena que rodé de la serie, que fue un poco de locura a las doce de la noche en un centro comercial con muchos extras, tras la tensión de haber tenido un examen de francés por videollamada y con la responsabilidad de estar en medio de una gran producción, con un equipo de gente al que todavía no conocía.

Y tras conocer a nuestras tres invitadas, se desarrolló el debate conjunto en torno a diversos temas sobre el ayer, el hoy y el posible mañana de la mujer en el ámbito artístico y, especialmente, en el universo audiovisual.

Todas las fotos ilustrativas del transcurso de la mesa redonda son cortesía de Pilar Irene Montes (Pimontes) y de Ángel López (Alopezca).

Continuará…