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El pasado sábado se despidió hasta el próximo octubre la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), que en esta 64ª edición ha vuelto a reafirmar su apuesta por el cine de autor, un cine muy ligado a visibilizar, reivindicar, concienciar, primando las inquietudes creativas a los intereses meramente comerciales, como ya lo apuntaba el cartel oficial de este año, obra del diseñador catalán Toni Ponti y titulado Firma de autor, una S influenciada por el expresionismo abstracto conformada por una suma de pinceladas de colores en alusión a la identidad, en la diversidad, de autores de diferentes nacionalidades y razas.
Como en la vida, cada persona valora un acontecimiento en función de cómo lo ha experimentado. En un festival, la mayoría se centrará en la calidad de las películas, lo que dependerá tanto de su percepción subjetiva como de la suerte lograda en la selección efectuada teniendo en cuenta la amplia oferta, que en el caso de la Seminci supone que en un mismo horario de tarde puedas elegir entre lo proyectado en los teatros Calderón, Carrión, Zorrilla, Cervantes, los cines Broadway y el Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA), que suman un total de diez salas, esto es, diez posibilidades entre las que, ineludiblemente, se solaparán varias que te interesen. Particularmente puedo afirmar que en mi Seminci de este 2019 he acertado con lo elegido ya que, aunque se me escaparon las merecedoras de la Espiga de Oro y Espiga de Plata, los doce largometrajes y siete cortos vistos en los tres días y medio de mi estancia en Valladolid obtendrían una calificación media de notable alto, anticipándome al inminente estreno de algunos (Intemperie, The farewell, El cuadro), accediendo a otros de limitada difusión comercial (An elephant sitting still, Lo que arde) y recuperando filmes de países tan poco conocidos como Georgia (Scary mother) o fundamentales de nuestra cinematografía que tenía pendientes (En la ciudad sin límites).
Este sería mi personal paseo en imágenes propias comentadas de parte del rico equipaje con el que he regresado a mi casa.