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2021, A metamorfose dos pássaros, Catarina Vasconcelos, Céline Sciamma, Emerald Fennell, Jasmila Zbanic, La metamorfosis de los pájaros, Largometraje, Petite maman, Promising young woman, Questlove, Quo Vadis Aida?, Summer of soul, Una joven prometedora
Cuando concluye un año no faltan los propósitos de poner el contador a cero a la hora de afrontar el tiempo que le va a suceder. Si bien lo vivido formará ya parte, intrínsecamente, de nuestro equipaje. Por eso priman tanto los balances y las listas recopilatorias, porque invocando acontecimientos o títulos volvemos a traerlos a nuestro presente. Nombrando lo pasado, como el mago con su varita, lo hacemos reaparecer.
Para quienes amamos el cine, todo lo que nos ha permitido sentir a través de sus historias quedará ya mezclado en la genealogía de nuestro devenir: sus relatos, con más o menos palabras en función de la impronta que nos causaron, insertos en el capítulo anual de nuestra vida; los sentimientos que nos provocaron, en huella más o menos reconocible, integrados en el microcosmos de nuestra percepción emocional. Todo suma, y cuanto más largas son las raíces, más sencillo resulta crecer más alto y tener una perspectiva más amplia de nuestro entorno, relacionar más lo que nos rodea, percibir más.
Por eso, parafraseando el título de la delicada película de David Martín de los Santos «La vida era eso», me permito una mirada atrás recuperando diez largometrajes vistos en el cine en este 2021 cuyos relatos siguen resonándome. Y cuando los relatos siguen palpitándonos es que conservan sus nutrientes activos.
Advierto que no seguiré un orden de preferencia, sí cronológico, desde aquellas más lejanas en el tiempo películas que recuerdo a las más cercanas, y que los ecos de tramas distantes en su visionado perduren no deja de ser la mejor señal de su calado.
Una joven prometedora (Promising young woman, Emerald Fennell, Reino Unido)
Aunque algunos la tildaran de oportunista, la directora de «Promising young woman», la británica Emerald Fennell, escribió su guion antes de que surgiese el movimiento #MeToo como su particular visión de una venganza femenina, alejándose del estereotipo de mujer fatal del canon cinematográfico y enfrentando la situación de los abusos consagrados por acción u omisión. Se sirve para ello de una trama endiabladamente dinámica que combina humor negro y drama en dosis perfectas, de una puesta en escena donde el color y la música sirven de elegante contrapunto o subrayado y de una interpretación prodigiosa de Carey Mulligan como mujer de mil caras, tan fascinante en su vulnerabilidad como en la ejecución de sus medidos planes. La suavidad que aporta su tono de fábula moderna no oculta su carga de profundidad a una realidad que tristemente aún perdura en demasía…
Quo Vadis, Aida? (Jasmila Žbanić, Bosnia y Herzegovina)
Un hecho histórico, la masacre de Srebrenica, recreado desde lo que le precedió a través de una óptica diferente a la convencional, la de una traductora de la ONU, Aida, que se ve especialmente involucrada en el caos del conflicto bélico cuando la vida de su propia familia peligra. Su directora y guionista, la bosnia Jasmila Žbanić, no nos da tregua en su desesperanzada narración de una intervención internacional que devino en vergonzante fracaso ante la barbarie. Basculando de lo general a lo particular, del pasado feliz al presente que se desmorona, la desventura de Aida y de sus gentes, en su ritmo creciente de tensión, nos contagia hasta las entrañas como una bofetada de recordatorio del regalo que es vivir en paz y de lo poco que lo valoramos cuando no sufrimos los horrores de una guerra.
Summer of soul (Questlove, EE.UU.)
«Woodstock: 3 días de paz y música» se alzó en 1970 con el Oscar a mejor documental por inmortalizar el festival homónimo que tuvo lugar en agosto de 1969 en Bethel, Nueva York. A no mucha distancia, ese mismo verano, en el corazón de Harlem, tuvo lugar otro festival donde la cultura y música afroamericana hicieron vibrar al unísono los corazones de sus miles de asistentes, erigiéndose en un evento tan lúdico como reivindicativo. Todos sus registros audiovisuales fueron ninguneados por las productoras y las televisiones, de predominio blanco. El músico estadounidense Ahmir Khalib Thompson, conocido profesionalmente como Questlove, rescata esas grabaciones para «Summer of soul», que se erige en el paradigma de documental que hace justicia a un olvido histórico. Con un manejo del ritmo tan estimulante como las canciones que suenan a lo largo de su metraje (Nina Simone, Stevie Wonder, Mahalia Jackson, Sly and the Family Stone, B. B. King y Gladys Knight and the Pips, entre otros), su alternancia de números musicales, imágenes de archivo contextualizando lo que les rodeó y el momento de lucha de la población negra, con testimonios de aquel momento y del presente, componen un collage audiovisual que es puro y vibrante espectáculo, a la par que emoción en muchos momentos (como aquel en que un maduro hombre casi llora viendo imágenes del documental, que le constata que su vivencia como joven público en aquel festival fue real, desdibujada totalmente con el paso del tiempo y ausencia de referencias). El cine como recuperación de la memoria que conforma identidad.
La metamorfosis de los pájaros (A metamorfose dos pássaros, Catarina Vasconcelos, Portugal)
Un debut fílmico hermoso, pleno de evocaciones, el de la portuguesa Catarina Vasconcelos, que en su relato de indagación en las raíces familiares a través de un cine entre lo experimental y lo lírico, concibe uno de los más hipnóticos homenajes a la maternidad y al milagro de crear, un tributo a nuestras conexiones con la naturaleza, a la identidad moldeada por herencia y experiencias. Transmutado el sentimiento de pérdida en polifonía de voces, bodegones, ventanas que se abren a múltiples paisajes, «La metamorfosis de los pájaros» alza el vuelo desde lo más íntimo a los confines de la existencia humana, interrogándose, interrogándonos, sobre quiénes somos y dónde reside nuestra esencia.
Petite maman (Céline Sciamma, Francia)
Otra historia sobre la pérdida familiar contada desde el sentimiento profundo, si bien con una opción estética radicalmente distinta: desde la sencillez del relato lineal y aparentemente ausente de todo artificio. Una amistad entre dos niñas que se encuentran en un bosque, una complicidad especial en el marco de un tiempo de connotaciones mágicas que forjarán, como la cabaña levantada a cuatro manos, una consciencia sobre el mundo adulto antes ignorada. La francesa Céline Sciamma, especialista ya en construir sutiles universos iniciáticos, a través de una cámara casi invisible, una puesta en escena minimalista pero plagada de detalles (desde el uso del color en la vestimenta y decorados, al de la única pieza musical extradiegética en un momento clave) y unas interpretaciones plenas de verdad, nos sumerge en un viaje a la infancia tan revelador y singular que la mayoría no dudaríamos en querer protagonizarlo. Un diamante de contención en la forma y de emoción en el fondo.
Continuará…
Por un año nuevo cargado de relatos e imágenes 🥂 Un abrazo, Ana
¡Gracias e igualmente, Margarita! Entre libros y películas, la vida es mucho más rica, sin duda. ¡Que no nos falten en este 2022! Un abrazo.
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