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Cuando la vida te sorprende con limones saber aprovecharlos para limonada es la actitud más práctica posible. Ante la adversidad, saber ver una oportunidad. Laura Ferrés resulta todo un ejemplo con su cortometraje “Los desheredados”, cuyo germen fue el cierre de la empresa familiar de autocares regentada por su padre debido a la crisis financiera.

Laura cristalizó entonces una historia breve en torno a su progenitor, Pere Ferrés, que se interpreta a sí mismo en el corto, y a los últimos días al frente del negocio fundado por su bisabuelo que, entre ficción y documental, sirve de memoria familiar a la vez que tributo a tantos hombres y mujeres de mediana edad que han visto truncada su continuidad laboral con no demasiadas esperanzas futuras; desheredados de un sistema que, ante la crisis económica, ha primado decisiones como el rescate a la banca antes que otras que apostasen más por las personas.

El fotograma como haiku visual

Un hombre y sus silencios: frente a la conducción de una furgoneta, con la que complementar ingresos, donde diversos grupos de despedidas de solteras y solteros se divierten durante el trayecto o fumando en los tiempos muertos. Un hombre y sus ironías: cenando junto a su madre –la abuela real de la directora-, ante los restos de las juergas de sus clientes o reaccionando frente a sus comportamientos zafios. Porque pocas palabras y certero humor son suficientes para componer un retrato de alguien que, aunque se vea abocado a concluir de forma inesperada su hasta entonces vida laboral, no está dispuesto a olvidar su valor y el respeto que merece.

Un retrato lacónico con ecos de los personajes de Aki Kaurismäki pero también del último Jim Jarmusch. Precisamente, al igual que en “Paterson”, Laura Ferrés sabe involucrarnos en la cotidianidad de un hombre que se gana la vida al frente de un volante a la vez que revelárnoslo en algunos de sus instantes más entrañables, como el del baile en la discoteca, ese dejarse llevar al fondo de uno de sus autocares o esa bola de nieve lanzada con cariño a traición.

Que desde el plano estético su directora haya renunciado a cualquier luz artificial refuerza su pretensión de capturar con realismo los entornos rodados, donde cobran un protagonismo especial los espacios vacíos, que resuenan como sentidas estampas de un álbum de despedida. Rincones, sin duda, plenos de vivencias que perderán su sentido en manos de un propietario posterior. De ahí que también adopte significativa importancia la escena exterior en la que Pere Ferrés, en un caminar solitario entre el ruido del mundo que ha contribuido a desplazarle (ese avión en el horizonte) se cruce con un antiguo escolar que usó su servicio de transporte y que lo recuerda con el sabor de las buenas experiencias. Nostalgia y reconocimiento.

Laura y Pere Ferrés tras la rueda de prensa de la pasada Seminci. «Los desheredados» es el segundo corto de su directora, que ya estuvo en la Seminci 2014 con «A perro flaco», su proyecto final de carrera en la ESCAC

Un corto sobre una historia real tan reconocible como la de tantos afectados de la pequeña y mediana empresa asfixiada por las pérdidas. Gracias a su efectiva narración ha conseguido ya un largo historial de reconocimientos, entre ellos, el Premio Descubrimiento Leica Cine de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, la nominación a los Premios de la Academia de Cine Europeo, candidaturas a los Premios Gaudí y a los Premios Forqué, la preselección para los Premios Goya 2018, y la selección en prestigiosos festivales como el de Nueva York y la Seminci (donde fue proyectado precediendo al largometraje “The party”, de Sally Potter).

Como experiencia inusual, el 15 de diciembre tendrá su estreno comercial en salas españolas, de forma autónoma y a un precio más reducido que los largometrajes. Toda una ocasión para no perderse esta reivindicación de la dignidad personal ante el infortunio laboral. Porque aunque en la partida de la vida esta te lance una pelota fuera de campo, siempre merecerá la pena seguir jugando.