El ser humano como el mayor depredador de nuestro planeta. Su comportamiento irresponsable como irreversible camino a la destrucción. Steve Cutts ilustrándolo a la perfección.

El 5 de junio se ha celebrado el Día Mundial del Medio Ambiente, jornada de resonancia especial este año con la pandemia del coronavirus alrededor. El último corto de Cutts, “Man 2020”, divulgado el pasado 26 de abril, partía de la global situación de confinamiento para avanzar el previsible después. Contundente y sin concesiones. Un minuto sin desperdicio donde contemplar la efímera felicidad del resto de seres vivos terrestres sin nuestra temporal presencia.

Esta pieza es solo un jalón más en la brillante carrera de Steve Cutts, ilustrador y animador residente en Londres con amplia trayectoria en publicidad y vídeos musicales. Aunque se especializó en escultura al estudiar Bellas Artes, comenzó a ganarse la vida como diseñador gráfico en una agencia londinense, donde se inició en la animación con Flash y After Effects, que aplicó a piezas cortas personales. Su primer gran éxito lo obtuvo en diciembre de 2012 con “Man”, que pronto se hizo viral, y desde entonces trabaja como autónomo en proyectos propios y encargos para empresas y grandes cadenas televisivas como Fox en Estados Unidos y Channel 4 en Reino Unido. Su particular sello, la crítica mordaz al feroz capitalismo que impera, al consumismo que nos consume, al uso de la tecnología que nos esclaviza.

Con poco más de una docena de obras cortas animadas y una larga serie de dibujos donde alterna los trazos plenos de color con los tenebristas de corte expresionista, se ha convertido en uno de los grandes referentes del humor negro, negrísimo, ese que provoca una sonrisa y la congela a la vez. Él define su estilo como un cruce entre los dibujos animados de los años 30 y 40 y los modernos cómics y novelas gráficas. Su objetivo: que la gente piense sobre lo que ve. Y sabe dar en el clavo, pues es difícil sustraerse a su aguda representación hiperbólica de una sociedad desquiciada en la que es fácil reconocerse en más de un aspecto.

Entre sus hitos, “Where Are They Now?” (2014), sobre el triste destino de muchos iconos de la animación ochentera narrado por la otrora despampanante Jessica Rabbit, donde subyacía la amargura por el olvido tras tiempos de éxito (“La magia se ha ido”, decía Jessica con una grotesca voz); “Are You Lost in the World Like Me?” (2016), videoclip para Moby & the Void Pacific Choir con una brutal historia en blanco y negro sobre la alienación generada por los móviles; y “Happiness” (2017), donde al ritmo de la “Habanera” de la ópera “Carmen” de Bizet y del bucólico “Morning Mood” del compositor noruego Edvard Grieg, asistimos a esa deshumanización a la que nos aboca el mercantilismo extremo y los falsos dioses de un paraíso inexistente. También cuenta con el honor de haber participado en la serie “Los Simpson” con una secuencia de cabecera (sus famosos couch gag o entradillas de sofá) en la temporada 27, episodio 585, donde homenajeaba con divertido desparpajo al espíritu de los años 80 (con guiños a videojuegos o series como “Miami Vice”, “El coche fantástico” y “Regreso al futuro”) convirtiendo a sus personajes en protagonistas de una trepidante minihistoria de acción.

Sobre nuestra descarnada tendencia a saquear los recursos naturales que nos sustentan, predecesor directo de “Man 2020” fue su ya citado primer éxito popular: “Man”, ocho años antes. Al son del popular tema “En la gruta del rey de la montaña” (In the hall of the mountain king) compuesto por Edvard Grieg, cae literalmente del cielo, como un rey de la creación (detalle ya en la grafía de su título en los créditos iniciales) el hombre, con una primera acción (que cierra “Man 2020”) que ya delata su comportamiento destructivo posterior: toda una sucesión de gags donde va sembrando la muerte con fines egoístamente consumistas. A la mitad de sus tres intensos minutos ya es un mago, varita incluida, de la construcción de un abarrotado sistema urbano sin rastro de naturaleza, infierno para cualquier animal, y en el crescendo musical lo veremos en lo alto de un entorno que recuerda al planeta de “Wall-E” cruzado con el Monte Pelado de “Fantasía” convertido en un demoníaco Chernabog. Guiños y referencias por doquier. La sorprendente aparición final pone la guinda a esta delirante aventura donde a su implacable protagonista le hubiera venido quizás muy bien conocer la frase “Klaatu barada nikto”…

Como tercera memorable muestra del espíritu mordaz de Steve Cutts en su denuncia contra hacia dónde estamos conduciendo a nuestro planeta y a nosotros mismos: “The turning point”, videoclip con música de Wantaways donde, fiel a su estilo, juega con los contrastes cromáticos (frente al gris de lo cotidiano, los colores aportados por los productos de consumo o el rojo de corte apocalíptico) y el intercambio de roles. Su “mundo al revés”, donde el ser humano es la víctima, supone todo un toque de atención más gráfico que muchas campañas divulgativas públicas juntas. Plagado de detalles, más de un visionado permite apreciarlos mucho más: ese oso blanco que en la oficina ve en su ordenador algo que no debería, ese cartel sobre una farola con el anuncio “Missing: Hope”, los titulares de los periódicos, entre otros muchos.

Tres minutos y medio impresionantes. Casi de visión obligada para institutos y centros educativos diversos. Lanzado en enero de este año, podría verse como una premonitoria distopía con camino de cumplirse si el “Hombre 2020” imaginado por Steve Cutts sigue su curso…

Más sobre su autor en su web stevecutts.com